Porlamar
3 de mayo de 2024





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Mariana y el Chakra del Amor
Muy bien le dije, puedo ayudarle, solo que tiene que venir a diario por lo menos 15 días, durante cinco minutos para hacerle las imposiciones, resultó muy puntual, durante ese tiempo me contó sobe su vida, vivía en Yaracuy junto a sus padres, en una hacienda de su propiedad, muy nerviosa e insegura, pero que algún día pensaba enamorarse y casarse, yo pensaba para mis adentros esto va a estar bien difícil.
Julio Machillanda

9 Abr, 2017 | Llego a mi consulta, traía un sobre, se presentó y dijo: "Doctor, me llamo Mariana y vengo de parte de una paciente suya, Verónica Aguilera, ella me dijo que usted podía ayudarme, tengo una litiasis en la vesícula". Sacó del sobre un eco abdominal que así lo confirmaba. "No deseo operarme y quizás usted pueda ayudarme con la energía universal, a través de la imposición de manos". Su lenguaje era de alguien con buen nivel académico. En efecto era una ingeniera civil, de 39 años de edad, más bien de aspecto desarreglado y evidentemente tímida, y en líneas generales no favorecida físicamente.

"Muy bien -le dije-, puedo ayudarle, solo que tiene que venir a diario por lo menos 15 días, durante 5 minutos para hacerle las imposiciones". Tesultó muy puntual, durante ese tiempo me contó sobe su vida: vivía en Yaracuy junto a sus padres, en una hacienda de su propiedad, muy nerviosa e insegura, pero que algún día pensaba enamorarse y casarse. Yo pensaba para mis adentros: esto va a estar bien difícil.

Durante los primeros 15 días de tratamiento comenzó a comer alimentos que antes no podía; al mes se le hizo un control y el eco reportó normal.

"Bueno -le dije-, está de alta y cualquier detalle a la orden". Su respuesta me dejó atónito: "Recuerda que le dije que quería enamorarme y ahora quiero que me abra el chakra del Amor". No quería creérmelo, pero accedí y le dije que viniese unos días más. Finalmente luego de 15 días, me regalo un lindo estuche de ORL y se fue, no la volví a ver.

Meses después me encontré con Verónica, la amiga que la había transferido, y le pregunté por aquella muchacha llamada Mariana que quería casarse; me contestó: "Quería casarse no, doctor, se va a casar", ¿Y con quién?" "Con un joven español muy buenmozo con mucho dinero y que la adoró". "No puede ser", le dije, pero fue así.

Ahora vive en España, feliz, con dos niños preciosos y su esposo. Siempre me llama y me dice que salvé su vida, tenemos gran amistad.

La magia existe.




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