10 Dic, 2016 | ¿Qué título tan raro este, no crees? Uno de los grandes inconvenientes del proceso financiero, es que nos hemos quedado con lo lógico-racional como la única vía del progreso material. Sin embargo, en mi experiencia, he logrado poner en manos de las personas el santo grial del negocio o trabajo exitoso y aun así ver a las personas paralizadas en su proceso laboral y/o emprendedor. Esta semana hablaremos de un aspecto que no sale en los textos financieros, pero que tiene un impacto en nuestra habilidad de manejar nuestro dinero o nuestras riquezas materiales: La relación con tu padre.

Historia 1: La carga de papá insuficiente/inexistente

Hace mucho tiempo me tocó, literalmente hablando, sentarme a hacer una propuesta de servicios administrativos que tenía toda la receta para el éxito: era algo que la empresa estaba necesitando con urgencia, estaban dispuestos a pagar lo que se pedía y la persona que lo entregaría era la que ellos buscaban. En ese momento lo aceptan, la persona hace el trabajo y, como si se tratara de una lotería por azar, es persona además de perder el dineroganado,más nunca llegó a obtener ingresos similares.

Esta persona, a pesar de poseer todas las condiciones, talentos y habilidades, creció en modo “rescate familiar” lo cual le hacía ser el soporte emocional y financiero de una familia numerosa. Papá estaba, pero la existencia de una segunda familia hacía que el dinero nunca fuese suficiente. Ella era el soporte de todos, pero no necesariamente el soporte de ella misma. Vivía en modo de emergencias familiares, y todo su dinero siempre estaba destinado a resolver problemas de alguien más. Siendo joven y soltera, ella era, sin lugar a dudas, la figura sustituta de su padre ante sus hermanos.

Historia 2: La sobreprotección financiera de papá

Esta historia la conocí antes de emigrar de Venezuela. Ella era profesional de alto nivel, muy competente y con capacidades excelentes. Provenía de una familia pudiente con un padre no sólo proveedor, sino súper proveedor: satisfacía sus gustos más banales. Con un trabajo cuyo salario le servía únicamente para darse gustos, ella conoce en la empresa a quien luego sería su esposo. Para sorpresa de muchos, el matrimonio se convirtió en el trampolín que la llevó a renunciar a su empleo para dedicarse a estar en casa.

En muy poco tiempo, la profesional aparentemente autosuficiente y exitosa, se convirtió en ama de casa relajada y con una vida social de esa que su padre le había sostenido durante años. Su marido se sentía, literalmente, en una trampa amorosa que implicaba mantenerle un estilo de vida que ni él se daba a sí mismo. Con el tiempo, ella perdió no sólo la capacidad productiva, sino también la auto-confianza para las decisiones más triviales. El marido, cansado de ser el soporte en todas las áreas de su mujer sin recibir nada a cambio, da fin al matrimonio (sumándole la carga financiera del divorcio). Ella regresa dolida e indignada a casa de papá, quien la recibe nuevamente con los brazos abiertos, y una billetera disponible para darle lo que ese “mal marido” debió darle.

Como vemos, estas dos historias hablan de los dos extremos a los cuales pueden llegar las personas que tienen una relación disfuncional con lo material, como resultado de la relación con los padres: El sacrificio irracional o el merecimiento egocéntrico. En ambos casos, el dinero no dura en el bolsillo, porque el desequilibrio no se aprecia en una hoja Excel, ya que es un desequilibrio de valor personal.

Nuestra relación con el padre es fundamental para nosotros entender cuáles son las bases que sustentan nuestra capacidad productiva, y la habilidad que tenemos de destacar en nuestro mundo laboral o de negocios. La manera como él te proveía a ti, define en gran manera como tú vivirás tu Armonía Financiera, tengas poco o tengas mucho.

Y tú ¿Qué has aprendido de tu relación con tu padre y cómo piensas que eso influye en la manera como tu gestionas tus recursos materiales hoy día?