15 Sep, 2016 | -Mire amigo, Señor Pablo Francisco Rivas González Carpintero de Rivera es usted que con “canario” y un trespuño “El Nivaldino” del capitán Edmundo Rivas logró la increíble hazaña y botadura de la nave bella y prestigiosa jamás imaginada…¡SU LIBRO “Un Mar, una Vela y un Destino”!. ¿Cómo que fue un alumno de 20 puntos del maestro Juan Nepomuceno León, el más artesano carpintero de rivera del Porlamar de La Margarita?. Su libro no es de esos que se quedan santificados en las mazmorras de una biblioteca aguardando o simplemente de adorno… ¡No! Los libros no pueden quejarse, ni tener el derecho de reclamar las injusticias del Comején… Su libro ya es para mí nuevo “Compañero de Viaje”, como lo es Víctor Salazar, el cochero nacido en aguas azules de Barcelona, por vainas de Leandro, su pai. ¡Y premiado con su libro “Y ESE TROPEL DE LUCES”!...

Un Mar, una Vela y un Destino, señor, me lleva y me trae por los amorosos y lumínicos solares, acuarelas de la inolvidable isla de Coche, patria chica de Rafael González, compositor de “El Carite”, de Río Caribe del popular Giño “Golpe de Agua”, de Macuro, la primera puerta que Colón reventó a patadas de cuando estuvo por estos lares, del Luismarianero Carúpano, Trinidad y pueblos costeros circunvecinos…¡De la Margarita, Isla del sollozo profundo e interminable lágrima, que Inocente Carreño se llevó convertida en perla para regalársela a Dios!...

Gracias infinitas, Jesús Cedeño Campo “Campito” por haberme regalado esta joya tan vergataria. Porque ese libro “Un Mar, una Vela y un Destino” es el mismísimo trespuño “El Nivaldino” del Capitán “Canario” Edmundo Rivas, el de Isla La Gomera, de las Islas Canarias; quien llegó a Coche, le gustó, se enamoró de ella y, ahí se quedó para siempre. Con Pedro y Heriberta, hijos en proa; Higinia su mujer, al timón; Nicanor, almendrón frondoso en popa; y Felicia, Mercedes y Josefina, las otras tres hijas, en la marinería!.. Y, avante “Nivaldino” viento en popa y bauprés, norte franco, con Olimpio Narváez, er de Chalia Marcano, viéndolos partir, con ansias de ser guatanero de esa abnegada embarcación, “El Nivaldino”, Trespuño y Guayacán de Coche. La verdad es que en mi vida imagine un coloso marino como éste. En las madrugadas, lucero alumbrando el amanecer de estelas y esperanzas, amanecer de risas y orgullo de una familia que se lo propuso y lo logró. ¿Verdad don Francisco Salazar, maestro y el feliz vendedor de “El Nivaldino”, su compadre de sacramentos de “El Canario”? ¡Los Rivas del famoso “Canario” vencieron a la mar hasta después de muertos!. ¡Es que nunca se murieron!, diría…

MAR, porque al leerlo se sienten azules que golpetean con su música de diversión cochense la profundidad doliente de ya no estar. VELA, porque nos baten los sentimientos añingotados en tantos recuerdos, ¡y laten alegrías y regresos!... Y UN DESTINO, porque no habrá otro igual al de la familia de Higinia de Rivas y “El Canario” Edmundo Rivas, cochenses de pura cepa, quienes jamás dejaron de decir en todas sus rumberías marinas: ¡De aquí pa`Coche! Y muy buena la presentación o portalón del trespuño realizado por Pedrito Bellorín, el locutor sin miedo y micrófono abierto de nuestra música margariteña…¡Himnos que se nos quedaron encajados en la sangre y en las entretelas del corazón!... Diría.

-¿Azul?