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Cultivan ají y parchita en los cerros de Fuentidueño Al agricultor Robert Villarroel le ha gustado sembrar la afamada especie insular desde que inició su actividad en el campo. Actualmente tiene plantadas unas 2.500 matas en sus terrenos. Angélica Villarroel Buttó | @angelicvillabut
Cada dos semanas el agricultor Robert Villarroel recoge parte de la cosecha de ají. / Foto: JHONNATAN BENÍTEZ 10 May, 2016 | “Todo comenzó como un juego. Empecé a sembrar matas de cambur, aguacate y yuca en unos terrenos que me cedió mi abuelo hace bastantes años”, comentó el agricultor Robert Villarroel, de 48 años de edad. Con el tiempo, decidió cambiarse de lugar y comenzar a sembrar en los inclinados terrenos montañosos del sector El Hato de Fuentidueño, en donde actualmente trabaja. “Después que me mudé de los terrenos del abuelo, me dediqué a sembrar matas de dátil y ají dulce margariteño que es lo que hasta entonces sigo cultivando”. Especies Villarroel tiene sembradas unas 2.500 matas de ají margariteño, 100 de parchita y varias de dátil. Cada dos semanas este agricultor de Fuentidueño recoge parte de la cosecha de ají dulce y la vende a clientes que ya tiene fijos. En el caso de la siembra de la parchita, es la primera vez que este trabajador del campo cultiva este fruto cítrico y refirió que “lo ha mantenido libre de insectos porque frecuentemente lo está fumigando”. Experiendias A pesar de que unas pocas veces se desempeñó como albañil, Villarroel manifestó que el único trabajo que le ha gustado hacer siempre es la agricultura. “Tú te pones a ver y siembras 2.000 matas de ají, recoges 5.000 kilos cuando la cosecha esté lista y cuando lo vendes es una muy buena cantidad de dinero”, dijo. Desde que se inició en la actividad agraria ha sembrado en cantidad para ver los resultados. Hoy día se siente limitado porque debido a la escasez de agua ha tenido que bajar la producción. El día a día Villarroel se levanta desde muy temprano, a las 5:00 de la mañana sale a caminar por las montañas y luego regresa a sus terrenos para comenzar a limpiar y abrir el agua para que se rieguen las plantas. Al mediodía baja hasta su hogar a almorzar y, caídas las 2:00 p.m., vuelve a subir a las laderas del cerro para nuevamente trabajar en los terrenos, según lo describió el agricultor. Su segundo hijo, también llamado Robert Villarroel, es quien lo ayuda permanentemente en la siembra y cuido de sus terrenos. Insumos Señaló que en el mercado no encuentra productos como acaricidas y fertilizantes para las plantas. Con respecto a las semillas aseguro que no tiene problemas para conseguirlas, porque él las extrae de los frutos que cosecha. Del MAT El agricultor señaló que desde hace algún tiempo recibe asesoría por parte de los técnicos de campo del Ministerio de Agricultura y Tierras en cuanto al manejo y técnicas del cultivo, además de cómo atacar las plagas que le caen a las plantas. Dijo que de los técnicos es de quienes ha aprendido a resolver situaciones que se presenten en los cultivos.
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