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Una mirada fue el comienzo…
Nuestra historia está preñada de hechos trascendentales que dejaron su huella y marcaron la vida insular. Arrojo, valentía, honor y sacrificio forjaron la imagen del neoespartano para hacerlo trascender más allá del mar que rodea las islas.
Carlos Villalba-Luna

Foto: DANIEL RAMÍREZ

La gloriosa jornada del 31 de julio de 1817 fue en Matasiete, donde hoy se erige un monumento para recordar la gesta de los margariteños. / Foto: DANIEL RAMÍREZ

8 May, 2015 | Una fecha nos hizo dar de bruces con la historia occidental. El 15 de agosto de 1498, los ojos de Cristóbal Colón se maravillaron al avistar tres pequeñas islas que sobresalían al mar de las Antillas. También se deslumbraron con las redondeces nacaradas que, generosamente y pegados a su nave en pequeñas embarcaciones, les ofrecían unos aborígenes altos, broncíneos, musculosos y de largas cabelleras, jamás vistos en sus correrías marinas por el Nuevo Mundo, de los cuales supo después que se llamaban guaiqueríes.

Colón no se detuvo a recorrer las ínsulas, presuroso por llegar a La Española a solucionar problemas derivados de sus descubrimientos, pero llevó consigo aquel muestrario de perlas, de tenor y tamaño sin parangón alguno con las antes conocidas. Además, se atrevió a bautizar a la isla más grande con el nombre de Margarita, en alusión a la denominación latina de las perlas, a una infantita austríaca o hasta por el recuerdo de su pretendida madre mallorquina, Margalida Colom. Las más pequeñas mantuvieron sus nombres autóctonos de Coeze y Cuagua, transformados con el paso de los años en Coche y Cubagua.

Las noticias del descubrimiento del trío de islas perlíficas entusiasmó hasta a la misma corte ibérica y para 1510 se instalan los primeros españoles en Cubagua; mientras que gracias a una capitulación, Marcelo de Villalobos obtiene licencia para poblar a Margarita, comenzando con traer 20 vecinos casados, en compañía de sus mujeres, para labrar el campo, criar ganados y vivir como Dios manda en esta Tierra de Gracia. Por la merced real, fechada el 18 de marzo de 1525, Margarita se convierte en la primera provincia de Venezuela y Villalobos en su primer gobernante con el cargo de Capitán General. Coche, aunque menos agraciada, también fue vista con codicia y Juan de Archuleta la pide -y se le concede- en encomienda en 1526.

Cubagua vive de fiesta en fiesta, la bonanza perlera permite a sus vecinos competir con cualquier europeo en riquezas. La ropa de calidad, los buenos vinos y la mejor comida se tienen a disposición en aquel seco paraje. Ya para 1528 contaba con 1.000 vecinos –hay que verle la cara a esa cifra humana en aquella época y aquel lugar- dándose el tupé de que el rey le concediera Título de Ciudad a Nueva Cádiz por su relevancia para la corona. Como dato curioso, en Cubagua está registrado el primer homicidio cometido entre españoles en América, cuando en diciembre del año precitado, Pedro de Barrionuevo despacha de feroz puñalada a Martín Alonso Alemán, acusándolo de converso.

Luego de la destrucción de Cubagua en 1541 por un fenómeno natural, comienza el verdadero progreso de Margarita. La villa de Santa Lucía, diezmada por Lope de Aguirre en 1561, se convierte en centro de confluencia de los asustados vecinos ante el terror despertado por el Tirano, renaciendo de sus cimientos y, gracias al esforzado capitán Pedro González Cervantes de Albornoz, toma primacía sobre las demás poblaciones de la Isla, incluyendo el añejo Pueblo de la Mar. A partir de 1574 se le llama en documentos oficiales villa de La Asunción, y el 27 de noviembre de 1600, por solicitud de su procurador Alonso Suárez del Castillo, el rey Felipe III le otorga título de Ciudad y Escudo de Armas.

La vida sigue en la insular provincia. Importantes figuras ocupan el cargo de gobernante de Margarita, destacando entre ellos Bernardo de Vargas Machuca, el más progresista mandatario colonial, quien unía al manejo de la lanza y la adarga, la pasión por la escritura, dejando para la posteridad el libro "Milicia Indiana". También puede citarse a Pedro González de Morales, el primer gobernador nacido en la Isla, cuyo ejercicio está fechado entre 1624 y 1625. Otro margariteño destacado fue Juan Fermín de Huidobro, ingeniero militar, quien construyó el castillo Santa Rosa de la Eminencia, y cuyo mandato se extendió entre 1681 y 1683.

Foto: GÉNESIS TORANI

En Pampatar, La Asunción, Santa Ana y Juan Griego quedan vestigios de la artillería usada para defender las costas insulares. / Foto: GÉNESIS TORANI

Así llegamos al 4 de mayo de 1810, cuando los patriotas insulares destituyen en la plaza mayor de La Asunción al gobernador Joaquín Puelles, sumando la provincia de Margarita al movimiento emancipador nacional iniciado el 19 de abril. Participación estelar tuvo Manuel Plácido Maneiro, nombrado representante de la Isla ante la Junta Suprema de Caracas, quien un año después, como diputado constituyente, firmaría la primera Constitución de Venezuela, siendo de los más grandes defensores de la Declaración de Independencia con estas palabras: "Soy el que llevó a Margarita la noticia de la Revolución de Caracas el 19 de abril; los que entonces se adhirieron a ella, y ahora me han constituido su Representante conocían entonces como ahora la caducidad de los derechos de Fernando; siguen a Caracas y la seguirán siempre, y a nombre de ellos, suscribo a la Independencia".

De ahí en adelante viene nuestra historia magna. La gloriosa jornada del 31 de julio de 1817 en Matasiete, con el Leónidas de América, Francisco Esteban Gómez, derrotando con escasas tropas a los veteranos combatientes de Pablo Morillo, nos dio la libertad y convirtió a Margarita en la primera región de Venezuela totalmente libre del yugo español.
Los soldados insulares, con sus dos paladines al frente: el vallero Santiago Mariño y el asuntino Juan Bautista Arismendi, combatieron con valentía en diversos escenarios de guerra de la Venezuela continental, ganándose el calificado de nuevos espartanos.

Es importante destacar que lo que se conoce actualmente como Nueva Esparta no ha sido siempre así como entidad regional. En 1817, en el Congreso de Cariaco, finalizado el 12 de mayo en la Casa Amarilla de Pampatar, solo se le dio el nombre de Nueva Esparta a Margarita y en 1884 cuando se denomina estado Nueva Esparta, el mismo estaba constituido únicamente por Margarita y Coche. A partir de 1881 pierde su condición de entidad, siendo apéndice de los estados Guzmán Blanco y Miranda, y sección oriental del Distrito Federal. No sería hasta 1909 cuando recupera su condición y nombre de Nueva Esparta, con las islas de Coche y Cubagua incorporadas definitivamente en 1928 y 1947. Lo demás es historia republicana y contemporánea, con la presencia de sus hijos en roles estelares.

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