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IV Feria del Erizo en Tubores
Cientos de insulares y navegados disfrutaron del colorido del festival que honra la tradición ericera en Laguna de Raya.
Maria Hernandez

Foto: TANYA MILLAN

Feria del Erizo reunió a la familia margariteña. / Foto: TANYA MILLÁN

17 Ago, 2014 | Los equinoideos (Echinoidea), comúnmente conocidos como erizos de mar protagonizaron el cuarto encuentro de la identidad ñera en Laguna de Raya, municipio Tubores.

En ediciones anteriores, se ofrecía al turista una variada degustación de creativas propuestas culinarias a base de erizo. Este año cambió la dinámica, y en víspera del cierre de la temporada de erizo, los organizadores propusieron a los "ericeros" un premio para la familia que lograra hacer más erizos.

"Los Catuches" se coronaron con el primer lugar, al lograr la confección de 883 erizos listos para el consumo. Zulay Salazar comentó que esta familia –conformada por Félix, Roraima, Aurora, Fanny y Amdryd- estuvo 15 días antes de la feria, trabajando duro en la recolección y preparación de los erizos.

A pesar de los temores por la posible descomposición del producto marino, Los Catuches se arriesgaron y armaron una cava con madera acolchonada, que les permitió conservar los erizos en buen estado, evitando el congelamiento y libres de humedad. Su valentía les valió el primer premio, de entre 15 grupos concursantes, y el reconocimiento de su comunidad.

A la par del concurso, la multitud pudo degustar delicias del mar, como pizzas de erizo, cascos de plátano con erizo, empanadas, tamales, pasteles, tortillas, ensaladas y guisos con el inconfundible sabor del protagonista de la Feria.

Y es que el erizo preparado, en su forma natural de cono invertido, no necesita más que un toque de limón para despertar las papilas gustativas y llevar al comensal al paraíso de los sabores.

Este manjar sabe a mar, a libertad, a tradición e identidad insular, cada uno de sus matices destila margariteñidad.

Diversiones

Mientras la multitud se acrecentaba, el inicio de las atracciones musicales estuvo a cargo de Jesús Vicent, de Las Casitas de El Guamache con su diversión "El Erizo" y el cuerpo de baile de Danzas Fundación La Salle.

Las agrupaciones El Sabor de Oriente, Parranrobleando, Acuarios, Perlas Isleñas, Parranda y Son, Pura Parranda y Parranda Los Anónimos, entre otros; le dieron la nota musical al evento.

Tradición ericera

El procedimiento para la preparación del erizo para el consumo humano es engorroso, lleva tiempo y paciencia.

Este oficio dominado por féminas ha sido por décadas la forma de sustento de las familias del sector La Raya de Tubores. Explica Yenny Villarroel, que desde chiquitica aprendió el oficio con su abuela.

La faena comienza con la recolección de los erizos de mar. Cubagua, Punta de Mangle, Guayacancito y Boca del Río son los hábitats naturales del fruto del mar. Se colocan los cebales y durante todo un día van acumulando los globos decorados con púas.

Con delicadeza trasladan la carga, siempre en contacto con agua salada, hasta sus centros de acopio. Por una noche reposan los animalitos, que empiezan a soltar impurezas.

Al día siguiente comienza una nueva fase. Los hombres, con machete en mano, liberan los globos de las espinas y abren la carcasa del erizo para dejar expuesta la jugosa pulpa anaranjada.

Con impresionante maestría, las mujeres continúan la cadena de producción eliminando en breves segundos el sistema digestivo del erizo, mientras conservan la carne en la palma de las manos.

Esta danza no termina, movimientos rápidos, precisos y en armonía con el oleaje marino logran amasar la materia de 30 a 60 erizos frescos para finalmente darle cuerpo a la barquilla de sabor que arman las ericeras.

Para hacerlo, emplean el globo sin espinas del erizo, lo rellenan y con habilidad le dan forma de pirámide a la pulpa que sobresale del caparazón.

Cuando los conos invertidos toman forma, empieza su cocción al calor de las brasas, atizadas por las manos desnudas de las ericeras. Los erizos toman los matices oscuros del humo y el carbón para exaltar su particular sabor. Ya cocidos se pueden consumir con un toque de limón, para algunos, la única manera de apreciar el exquisito sabor del manjar marino.

Letal

Asegura Jenny Villarroel que desde chiquita su abuela le enseñó que al erizo de mar no se le puede echar agua dulce, porque pierde cuerpo hasta deshacerse en las manos.




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