6 Mar, 2014 | Con el pomposo nombre de “Tokio Club” fue reinaugurada una discoteca –sí, leyó bien, una discoteca- en la cárcel de Tocorón luego de una inversión multimillonaria cuya procedencia no aclara el régimen. Con modernos equipos de sonido y luces y mobiliario de primera se prestarán servicios de diversión a los presos y a sus invitados de fuera del penal previo pago de una entrada.

Se ha llegado al extremo de hacer publicidad radial de los espectáculos que ahí presentan, en donde se expende licor y se presume el uso indiscriminado de drogas sin ningún tipo de control por parte de las autoridades del penal, ¿socios? Todo esto sin el menor recato moral ni respeto institucional por las leyes por parte de esa cosa caricaturesca que llaman Ministerio Penitenciario sino, por el contrario, celebrando y permitiendo tamaño despropósito.

Un funcionario, del cual guardo su identidad, según información aparecida en el diario El Universal, expresó: “La orden es mantener la paz entre bandas a toda costa. Los directores tienen que negociar con los pranes para que mantengan el orden en cada penal a cambio de todos los privilegios que ellos piden. Se negocian salidas en la noche, entrada de damas de compañía, organización de eventos y la duración de estos que generalmente es todo el fin de semana”.

El penal de Yare cuenta con la discoteca “Cocobongo” y en Margarita la famosa “Yate Club”. Toda esta irregularidad bajo la mirada permisiva y cómplice de las autoridades penitenciarias del régimen como parte del ya citado siniestro y retorcido acuerdo con los pranes.

La cosa no queda ahí, 13.224 presos han sido liberados a través del Plan Cayapa (9.600 en el 2012 y 3.624 en 2013 según Memoria y Cuenta del Tribunal Supremo de Justicia), que consiste en soltar indiscriminada e irresponsablemente a los “privados de libertad” a las calles para aliviar el hacinamiento y la violencia carcelaria, pues esa situación de condiciones infrahumanas pone en entredicho a nivel internacional el supuesto respeto a los derechos humanos que el gobierno rojo dice practicar en Venezuela. Como era de esperarse, la mayoría de ellos (85%) reincide en el delito a los pocos días de haber salido.

Se hace difícil entonces creer que Nicolás y sus adláteres se rasguen las vestiduras en una supuesta cruzada dizque por la paz, la seguridad y la vida y en paralelo permitan que en los centros penitenciarios se extorsione, trafiquen drogas y organicen secuestros, se tenga armamento de alto calibre y que frente a esa realidad y nefasto ejemplo no se actúe de manera frontal haciendo valer la Ley. Como siempre, la misma doble moral escarlata.

Estas rumbas ilegales y desenfrenadas en donde la vida baila al ritmo de la muerte son, Nicolás –no las otras-, las verdaderas telenovelas del horror y la violencia.