10 Dic, 2013 | No podía ser de otra manera. Alfredo Díaz se veía grande en este clásico. No sólo había sido su buena gestión, verificada por diferentes encuestas de aprobación, sino que su vinculación con el pueblo, con su gente, lo hacía un líder popular, hoy consolidado como líder regional.

Pero si bien, lo primero sintetiza, el porqué del triunfo del reelecto alcalde de Mariño, los errores cometidos por quien muchos apostaban como alguien dotado de "poderes suprahumanos" (es un ser como tú o yo), debido a su paso como director y ministro por diferentes dependencias del Ejecutivo nacional, rompe con el mito de la llamada "gerencia" en el plano político.

Eso no es garantía de triunfo, sino al contrario generó dentro de las bases revolucionarias un profundo rechazo, motivado por la soberbia, autosuficiencia y altivez del candidato impuesto desde las bases del mal llamado Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Si a ello sumamos que el susodicho candidato ignoró a los(as) conocedores por antonomasia de Porlamar y sus periferias, incluso "asociándose" con personas de dudosa moralidad provenientes de otros estados, así como rompiendo el esquema socialista al hacer de su "comando de campaña" un faraónico espacio rodeado de camionetas de lujo y guardaespaldas, lo cual concluyó en un suicidio político.

Asimismo, una equivocada campaña electoral basada en esa fantasmal "gerencia", término por demás contradictorio para quien se hace llamar "socialista", desembocó en la frase "¡Dante siempre lo hace bien!", fue otro signo de prepotencia, es decir, faltó escribir: "Dante nunca se equivoca". Pero si la ubicación política dentro de los electores ya era una confusión sobre lo que planteaba el susodicho "sabelotodo", su cadena de errores continuó al tratar de hacernos creer en "maquetas" que Porlamar sería convertida en algo así, como la ciudad "Los Supersónicos" (comiquita de los años '80 del siglo pasado), cuando ni siquiera fue capaz de brindarnos una cédula de identidad infalsificable.

Sus acciones de campaña comenzaron con una parafernalia de "saneamiento" de un río en Porlamar, para terminar dando mendrugos a cambio de votos. Fue una fuente inagotable de recursos financieros que se desperdiciaron en politiquería. ¡Jamás hicieron política!

En lo sucesivo, el fracaso dantesco de este candidato es una muestra de que las políticas del Ejecutivo nacional y regional deben cambiar en designaciones por "amiguismos y conchupancias"; verbigracia, si la llamada "revolución" quiere permanecer en el poder pero los mejores y más consustanciados con la gente no son llamados a las funciones de Estado, los días de quienes heredaron funciones de poder gracias a Hugo Chávez están en cuenta regresiva, independientemente de la lectura sesgada que hoy algunos pretendan realizar de los resultados.

En cuanto a Alfredo Díaz, tiene el camino despejado para convertirse en un líder que si llega a consolidar su gestión en el área social, educativa y de servicios, habrá mucho que hablar en el futuro sobre el reelecto alcalde de Mariño. Quien tenga ojos que vea.