Digna de admirar y valorar en estos tiempos en que la situación país ha desmotivado a los educadores, impulsando a buscar mejores condiciones en otras tierras. / Foto: Joselin Chacón

14 Ene, 2019 | El Día del Maestro se celebra cada 15 de enero en nuestro país, después de que el presidente Isaías Medina Angarita, en el año 1945, lo decretó para homenajear a los educadores venezolanos, en aquellos tiempos en que la alfabetización era mayor.

Celebración que hoy en día es evocada en medio de una crisis que vislumbra que son pocos los jóvenes bachilleres que piensan seguir los pasos de esos que un día contribuyeron en su formación, y donde la vocación de un profesional de la enseñanza no se practica con la dedicación y empeño de los años anteriores.

Una labor que ejercen hombres y mujeres que con amor, paciencia y dedicación persiguen enseñar e impartir el saber con la disposición de fortalecer los valores que reciben los pequeños en sus casas, para contribuir en la formación del ciudadano del mañana. Próxima la fecha, quisimos conocer lo que la nueva generación de relevo opina de sus maestros y profesores.

Jesús Miguel Reyes, de 14 años, indicó que siente que los profesores no cumplen con su asistencia como debe ser, y ahora los educadores no son como antes, dedicados para la enseñanza. A su vez dijo que le gustaría que fueran puntuales, que les asignaran actividades, tareas, trabajos, que algunos hacen y otros no y además los motivaran.
Por otra parte, expresó que a veces asignan actividades para un día, llega el día, se hace la hora y se va la hora y no se logró la actividad porque el profesor no llegó, quizás es debido a la situación del transporte y el efectivo. “Me gustaría que llegaran puntuales y que llevaran a cabo cada programación”.

Lundy Marchán, de 13 años, manifestó que la labor del maestro y profesor es importante y de admirar porque los enseñan y ayudan a estudiar. “Nos instruyen con tareas y trabajos para adquirir conocimiento”. Resaltó también que ha notado que algunos profesores a veces están por ahí y prefieren no dar las clases. Sin embargo, “creo que todos hacen su trabajo como debe ser, porque no todos son perfectos”.

Marchán refirió que sus profesores hablan con ellos, los motivan y ayudan a superarse, les enseñan sus errores o equivocaciones, para aprender y corregir las fallas.

Leonard Ramírez, de 14 años, comentó que esta tarea es bastante importante porque les dan buenas enseñanzas. “Es solo que muchas veces algunos prestamos atención otros no, merecen que los respetemos”. Asimismo dijo que cree que lo profesores no deben ser tan serios o estrictos, deberían ser más amigos, porque debería existir una enseñanza mutua. “Ellos nos enseñan y nosotros también”.

Jefferson Marchán, de 14 años acotó que el trabajo de los educadores es bueno porque enseñan a los estudiantes, refuerzan saberes y aprenden más de la vida. “Creo que los profesores deberían ser más creativos en las clases y actividades que realizan. Me gustaría que fueran más dedicados y mejores de lo que son ahora”, precisó.

Emerson Ordaz, tambien de 14 años, exclamó que ellos son una parte importante porque los ayudan a conocer cosas que no saben. “Pienso que si pudiera les cambiaria a algunos profesores el que no asistan a la institución a dar las clases, ya que algunos faltan regularmente, creo que puede ser debido a la situación”.

Agregó que le gustaría que fueran amigables, respetuosos, que se acerquen a los alumnos para motivar y dejar siempre una enseñanza.

Fiorella Velásquez de 11 años indicó que le gusta su maestra, y su función es importante porque los enseña y prepara para ir a otro grado, además que los guía para ser mejores. “No le cambiaria nada”.

Isabelle Subero de 6 años precisó que su maestra es muy bonita. “Me gusta porque ella me enseña, ella es mi amiga y puedo contar con ella, no le cambio nada a mi maestra”.
El sociólogo Jesús Indriago Campos quien ejerció como docente por 20 años en el Liceo Nueva Esparta y en otras escuelas extendió sus más sinceras felicitaciones a los educadores e hizo una reflexión y recomendación a que no pierdan la vocación de “maestro”, una palabra que a su juicio engloba ser papá, mamá, abuelo, hermano, vecino, en el momento que se está en el aula de clases, sin desconocer las carencias que también sufren por la situación.

Campos enfatizó que en estos tiempos cada educador debe sacar la resiliencia o fortaleza, que cada uno tiene para superar las circunstancias y poner a flote su vocación. Y que vea en ese niño a su hijo, en ese alumno, a su nieto y entre todos maestros con la directora encontrar la salida a las dificultades.

“Se hace necesario aprovechar alguna dificultad que tenga el niño para sacar un aprendizaje, y que sea de ejemplo para otros, se debe conversar mucho con cada uno de ellos y mostrar el interés de sus necesidades, entenderlos cuando llegan tarde, buscando siempre ayudar ante cualquier problema sin estigmatizarlos”, resaltó.