26 Jun, 2018 | El jueves 21 de junio se cumplió el primer aniversario de la desaparición física de Pompeyo Márquez. Por este motivo junto a Ismael Felipe decidimos incluirlo, junto a Víctor Hugo de Paola y Freddy Hernández, dirigentes democráticos también fallecidos, en la misa realizada ese día en la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje de Pampatar, como un sencillo homenaje al compromiso que asumieron hasta el último día de su existencia.

Escribir sobre Pompeyo es poner de relieve a una de las figuras más relevantes de nuestra historia política contemporánea. Un luchador tenaz contra las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez, se opuso resueltamente a la decisión del MAS de apoyar a Chávez, siempre habló del carácter antidemocrático y autoritario del militarismo venezolano desde 1830 hasta nuestros días.

Al ver plasmada la decisión, con mucho dolor y tristeza, abandonó las filas de un movimiento político que contribuyó a fundar junto a Teodoro Petkoff, Argelia Laya, Freddy Muñoz, Luis Bayardo Sardi y otros valiosos dirigentes políticos que rompieron con el viejo dogmatismo comunista. Lo demás es historia conocida, de allí se desdibujó ese partido y Chávez terminó de despedazarlo en su manía caudillista y autocrática.

Pompeyo fue un hombre que se distinguió por el estudio laborioso de la historia, la economía y la política, reflexivo en la conversación, meticuloso en el análisis, formado en la crítica y la autocrítica, defendía sus posiciones con vehemencia, con respeto a las opiniones de los demás.

Su trayectoria política es muy amplia y compleja. Fue uno de los baluartes del Partido Comunista de Venezuela en su lucha contra la dictadura perezjimenista y quizás el más buscado por la Seguridad Nacional, policía política del régimen, cuando se le conocía por el seudónimo de Santos Yorme. Su sentido de la organización, el respeto irrestricto a la medidas de seguridad y su pequeño pero eficiente equipo de ayuda encabezado por Malaquías García, impidieron que cayera en las garras del terrible aparato represivo de entonces.

Durante el período democrático, Pompeyo abrazó la lucha armada, grave error político que condujo al Partido Comunista de Venezuela y al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, a una derrota sin atenuantes y que mereció su autocrítica y a una polémica necesaria con Fidel Castro, quien apoyó y estimuló ese proceso, que terminó en la pacificación democrática que inició el presidente Caldera en su primer gobierno. De esa época se recuerda su espectacular fuga del Cuartel San Carlos en compañía de Teodoro Petkoff y Guillermo García Ponce.

Pompeyo fue iniciador de la Fundación Gual y España, fundador de los diarios Tribuna Popular y Punto, senador de la República y ministro de Fronteras del segundo gobierno del presidente Caldera. Pompeyo es historia, fue un maestro de las nuevas generaciones políticas, y por ello junto a un grupo de amigos nos proponemos crear una Escuela de Formación Política que lleve su nombre, para rendir un justo y merecido homenaje a quien tanto luchó por un mejor destino para todos los venezolanos.