27 Jun, 2017 | A los 95 años ha fallecido Pompeyo Márquez. Un venezolano de excepción, luchador social y político, ciudadano ejemplar, amante de la democracia y la libertad, toda una historia en la vida política del siglo XX y lo que va del XXI. Muere Pompeyo en medio de un país indignado por la injusta, cruel e inhumana represión contra la juventud que lucha por un destino mejor para todos.

Conocí a Pompeyo hace más de 40 años. Admiré siempre su honestidad, coraje y responsabilidad en el quehacer político y social. Fue un estudioso de la historia, la economía y la política. Un autodidacta.

Junto a Teodoro Petkoff, Argelia Laya, Luis Bayardo Sardi, Rafael Guerra Ramos, Carlos Arturo Pardo, Eloy Torres, Freddy Muñoz y otros dirigentes fundaron el Movimiento al Socialismo (MAS), abriendo en su momento histórico una esperanza de cambio democrático para los venezolanos.

Recuerdo que en 1984 me dijo: “Luis, lánzate a concejal”. Así lo hice. El inicio de mi campaña fue una caminata desde la Avenida Miranda hasta la Plaza Ortega de El Poblado y en ese punto Pompeyo, que me acompañaba, expresó: “Luis, con esta muestra tengo, tú serás concejal de tu ciudad Porlamar”. Cuando lo despedía en el aeropuerto me expresó: “El día de las elecciones, terminado el escrutinio de votos, me llamas a casa, no importa la hora y me dices: Pompeyo, te habla el concejal Longart”. Y así fue.
Pompeyo fue un maestro para todos. Un camino y un ejemplo para los jóvenes de ayer, hoy y siempre. Se sentaba a contarnos sus luchas y vivencias contra la dictadura perezjimenista, cuando adoptó el seudónimo de Santos Yorme y nunca pudo ser detenido por la Seguridad Nacional. Su experiencia del periodo de la llamada lucha armada reconocida como un grave error político, y luego su opinión en la decisión del MAS de apoyar a Chávez, que lo llevó a abandonar el partido que fundara junto a otros valiosos dirigentes.

Se fue un dirigente democrático que defendió con vehemencia su posición, que respetó a sus adversarios políticos y que supo cultivar el valor entrañable de la amistad.
Hoy, cuando la juventud sigue cubriendo con su sangre rebelde el suelo de la patria de Bolívar, Miranda, Mariño, Arismendi, Sucre y de todos nuestros libertadores, en su lucha por la defensa de la Constitución y la democracia rendimos este sencillo homenaje a Pompeyo y esos jóvenes que siguen cayendo por tener una patria digna y soberana.

En estos aciagos días, honor y gloria a Pompeyo y a estos jóvenes que dan su vida por la libertad y la democracia. Estamos francamente indignados por lo que ocurre contra nuestra juventud. Más temprano que tarde habrá justicia y sus victimarios materiales e intelectuales pagarán por esos injustificados crímenes que han profanado lo más sagrado de la esperanza de la patria.