22 May, 2018 | El domingo 20 de mayo no ocurrió nada nuevo bajo el sol. Una nueva burla, una nueva farsa y un nuevo fraude. Ya más de 80 países han declarado que no reconocen ese proceso.

Aquí, la Conferencia Episcopal, la Asociación de Rectores Universitarios, las Academias, el Movimiento estudiantil, Fedecámaras, la Confederación de Trabajadores de Venezuela, las organizaciones civiles no gubernamentales, los partidos agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática y el chavismo crítico también desconocen ese resultado.

Se sabía lo que iba a ocurrir, porque este fraude es producto de la convocatoria de un organismo ilegítimo y realizado en forma arbitraria, extemporánea y tramposa y aprobado por un poder electoral más deslegitimado que nunca.

Los candidatos Falcón y Bertucci han desconocido ese resultado producto de la trampa y la manipulación. Maduro se ufana de que obtuvo un 68 por ciento de la votación, pero no dijo que fue el proceso más frío, gris, poco participativo y tramposo de la historia contemporánea venezolana. Una verdadera vergüenza para la democracia. Dice que llamará al diálogo y la reconciliación, pero ya nadie le cree, ni nacional ni mucho menos en los países democráticos. Es muy difícil la situación del gobierno que luce aislado y acorralado. Es más, Bertucci en su alocución expresó que sería una aventura y una gran irresponsabilidad que Maduro siga en el gobierno. Maduro y su gente no tienen nada que celebrar porque no tiene reconocimiento alguno, por el contrario tiene mucho de qué preocuparse.

La política del Frente Amplio supo interpretar el sentimiento nacional, pero no se debe atacar a los que participaron en ese fraude desde el campo opositor, por el contrario la Unidad Nacional es la vía para salir del desastre. Aquí todos somos necesarios.

Hoy Maduro está peor que ayer. Ahora nadie desconoce la fuerza del chavismo, pero de allí no pasa ni pasará. Son una minoría arbitraria, antidemocrática y tramposa. Ahora, se han convertido en una fiera herida y enjaulada.

Vendrán nuevas luchas por una verdadera democracia y allí nos vamos a encontrar porque ahora el cambio político luce inminente, pero habrá que conquistarlo y se requiere que las fuerzas del cambio y el mundo democrático internacional actuemos unidos.