Desde las cuatro de la mañana inicia la jornada de trabajo en los campos de Arismendi. / Foto: GLADIFER ALBORNOZ | @gladiferalbornoz

31 Oct, 2017 | La tierra insular resulta ideal para que agricultores foráneos echen sus raíces y queden atrapados por la fertilidad de algunas zonas de la isla de Margarita que les han servido para producir el sustento de sus familias y de la comunidad neoespartana.

Las parcelas situadas en las adyacencias de la avenida 31 de Julio, sector Guatamare en el municipio Arismendi, son una muestra de ello y por tal motivo los labriegos continúan llegando a la isla de Margarita para explorar y explotar la capacidad del campo local.

Tal es el caso de Reinaldo Urbáez, agricultor nativo de Caripito, estado Monadas, quien desde hace apenas dos meses se dedica a mantener, alimentar y recoger los frutos en la parcela de su paisano y amigo Nicolás Franco.

Desde las cuatro de la mañana apoya a Franco en la jornada. Desde bien temprano se dispone a regar los árboles frutales y hortalizas, así como a hacer la respectiva limpieza del terreno, trabajo que comparte con otras cuatro personas, familiares de Franco.

Urbáez explicó que la tierra de Arismendi les ha permitido cultivar y cosechar lechosa, auyama, cambur, plátano y yuca, cuya calidad es reconocida por la comunidad que compra en el puesto que surten a diario al frente del campo donde también residen.

Necesidades

A pesar de estar satisfechos con la labor que realizan en la parcela al lado de la avenida 31 de Julio, sector Guatamare, los agricultores de la zona padecen de algunas carencias que en ocasiones retrasan su trabajo y ponen en riesgo la cosecha y la integridad de quienes pernoctan en el campo.

Una de las problemáticas principales es el servicio eléctrico.

Adaptar la electricidad para iluminar el lugar de trabajo les ha resultado difícil, lo que tiene como consecuencia que los sembradíos queden a merced de los dueños de lo ajeno cuando cae la noche.

Aunado a esto, Urbáez mencionó el servicio hídrico, el cual según explicó se ha regularizado, pero cuando falta deben hacerse de envases y tobos para regar manualmente sus plantas.

Otra problemática que se evidencia con frecuencia es la calidad de vida de los agricultores, quienes suelen vivir en casas improvisadas, sin cocina ni servicio de aguas negras, situación que para muchos ha resultado insostenible.

Productores locales de verduras, frutas y hortalizas requieren el apoyo de instituciones públicas o privadas para optimizar su trabajo.

La labor de los agricultores en la isla de Margarita suele llevarse a cabo en colaboraciones. Margariteños y labriegos de otros estados trabajan en conjunto para beneficiarse y ayudar a la comunidad cercana con la producción de frutas, verduras y hortalizas. Este es el caso de los nativos de Monagas en Arismendi y los larenses en Hato Orinoco.