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De victorias y derrotas
La ventaja obtenida es superable en poco tiempo si el gobierno no mejora las condiciones de vida de la población.
pedro salima

20 Oct, 2017 | Me tocó seguir el proceso electoral a distancia. Debo confesar que al cruzar los cielos me embargó el pesimismo. Tenía la sensación que el disparo general de los precios acertaba al ya frágil corazón del proceso bolivariano. Aunque no descarté la posibilidad de que un aumento de precios tan brutal terminase de convencer a algunos incrédulos de la veracidad de la guerra económica. Ya en tierras del inolvidable líder comunista Luis Carlos Prestes, busqué en la prensa digital la información sobre alguna medida radical, efectiva y transformadora que pusiese de rodillas a los especuladores y pusiese el poder en manos del pueblo. Ni el Presidente Camarada Nicolás Maduro ni la Asamblea Nacional Constituyente lo hicieron. Los milagros no existen. Llegamos al 15 de octubre envueltos en la rutina. Juro que el caso de Nueva Esparta, pensé que el camarada Carlos Mata iba a dar un manazo al escritorio al ordenar de inmediato una investigación a fondo de Dinesa. Nada. El General no mandó a parar.

Así como sucedió en abril del 2002, fue el pueblo el que se movilizó. Y quedamos en shock ante la realidad. Los líderes de calles y los integrantes de las estructuras de los Clap, las Ubechés, los Clpes, los distintos colectivos en las comunidades, las mujeres organizadas, el chavismo duro con sus uno por diez, los pensionados y jubilados, todas y todos, colocaron su descontento, rabia, diferencias de lado y salieron a votar y a movilizar. "Voto y movilizo" se convirtió en una silenciosa consigna de lucha. No votaron todos, es la verdad. Los milagros no existen. Hay descontentos que llegan al divorcio. En este caso para llegar a la reconciliación la mayor parte la debe poner el gobierno. Es su responsabilidad. Es la respuesta justa al pueblo chavista que les ha dado un nuevo voto de confianza.

No dudo en calificar el resultado electoral del domingo 15, de victoria popular. No es lo mismo que un mero triunfo electoral. Ha sido el pueblo organizado quien dio la voltereta a las encuestas, a la bestialidad inflacionaria, al desgaste del gobierno. Eso es victoria popular. Y esa es la victoria que causa shock a una oposición que apela a la palabra "fraude" para no quedar tan mal a sus seguidores. Una oposición que desde el exterior tildan de traidora, entreguista y colaboracionista por aceptar ir a un juego democrático, legal y justo. El tal fraude no pasaría de un ligero ventajista, nada comparable con el ventajismo de la oposición con apoyo internacional.

Reconocemos que si bien somos críticos a la Dirección Política del PSUV, a esa dirección le aplaudimos su capacidad para una táctica que venciera la tesis de la violencia, colocara a la Asamblea Nacional Constituyente en un rol preponderante, llamara a unas elecciones que a primera vista se veían pérdidas y saber abrir el paso a la victoria popular.

No es una victoria definitiva. Toca al gobierno encarar con audacia el tema económico y la escasez de medicinas, así como la inseguridad personal. La ventaja obtenida es superable en poco tiempo si el gobierno no mejora las condiciones de vida de la población. Igual se debe disminuir la indolencia, el burocratismo y la corrupción dentro de las instituciones gubernamentales.




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