3 Ago, 2017 | Así como Einstein jugueteó con el átomo a través de la física nuclear y creó su famosa Teoría de la Relatividad que, a la postre acabó con su paz, por las bombas de Hiroshima y Nagasaki, en las que murieron miles de humanos y demás inocentes de los que aún se oyen llantos y quejas, Víctor Salazar también jugueteó, pero con el lenguaje y la poética en particular, con una obra, cuya premiación ha sido convincente.

Cuando bautizó su primer libro, “Paragua”, en la Asociación de Escritores de Miseria a Velásquez, se conoció con Gustavo Pereira (de 20 años, ambos) ¡20 años! (1960)- Le ofreció a Víctor y a cantarle polos, jotas, gaitas y malagueñas, pero no pude asistir debido a que tenía exámenes en el Pedagógico de Caracas… Después editó y, todos sus libros fueron ganadores de primeros premios: “Y ese tropel de luces”, “Rebelde y cotidiano”, “El desterrado”, “Alrededor de mar y de la muerte”, “Tengo algo que decir de este río, Bolívar”, “Cartas de la calle Victoria”… y, pare usted de contar, porque
faltan libros.

Víctor no es que haya venerado el dolor o sufrimiento, no, esos símbolos que aparecen y subyacen en su poética, configuran la luz viviente de un hombre notablemente enamorado de la vida, de las plantas, de este planeta como criatura, los ríos, el hombre, la familia, pero por delante el mar y el amor, como lo máximo de su creatividad en infinita ebullición.

Con ternura de símiles y metáforas, para asimilar y saborear por lo ardiente, y fáciles de absorber, en su estructura. Aunque Víctor Salazar no es un poeta así tan fácil como pudiera pensarse, no… ¿lo supo –excelentemente- crear y dárselo a la humanidad como uno de sus poetas más preclaros! Se lo dijo Pablo Neruda en persona en el Aula Magna de la UCV, en un acto en honor al Libertador. Con todos nosotros de pie: “Muchacho y ¿quién eres, que jamás le había oído a alguien un poema a Bolívar como ese que nos has escrito tú…? Aquella sala se quería venir abajo. ¿Los aplausos? ¿Para quién?... ¡VÍCTOR SALAZAR!

¿Azul?