13 Jun, 2017 | Luego de varios meses sin reunirse, los partidos integrantes de la Mud sostuvieron un encuentro con Rodríguez Zapatero en el que acordaron trabajar en la vía de la negociación, para lo cual, incluso, se acordó la realización de un taller sobre transición con la participación de consultores canadienses especialistas en la materia. Esta iniciativa de reanimar la Mud como instancia de conducción política ha sido tomada esencialmente por los partidos Unt, Ad y Ap, organizaciones que están en desacuerdo con la estrategia de derrocamiento adelantada en los últimos meses por la oposición sin que hubiese habido un decisión formal al respecto y en torno a la cual se ha formado un centro dirigente distinto a estos partidos.

Como se sabe, la estrategia en curso tiene como propósito deponer a Nicolás Maduro en 2017 por medio de acciones de calle dirigidas a generar fracturas internas en los altos mandos de los poderes públicos, para lo cual se recurre a acciones de violencia, ya que se considera que las manifestaciones pacíficas por si solas no logran el efecto sicológico requerido, en términos emocionales, para alcanzar el objetivo señalado. Como el resultado que se busca no es el de vencer físicamente al adversario sino resquebrajar su cohesión, el uso de instrumentos de fuerza no es, por lo general, el de armamento convencional sino el de elaboración artesanal.

De acuerdo con quienes han estudiado esta modalidad de acción en otros escenarios y países, se estima que la erosión sicológica que se causa con estas acciones violentas termina impactando al estamento militar, que es inducido actuar por la vía de un golpe: en unos casos se activan los llamados golpes secos o palaciegos y en otros casos se hace uso de los golpes de carácter cruento. Los sonidos de grabaciones realizadas en reuniones recientes de altos oficiales de la Fanb, que han circulado en las últimas semanas y que han sido divulgados por servicios de inteligencia extranjeros, muestran que la estrategia adelantada ha tenido algunos efectos en esa institución.

Por su parte, los partidos Unt, Ad y Ap, que están en desacuerdo con la estrategia descrita, son favorables a una alternancia electoral en la que la Mud asciende al poder como resultado de la acumulación de fuerzas realizada de manera institucional a lo largo de diez años y que la llevaría se ser mayoría en las presidenciales previstas para 2018. Del mismo modo, estiman que para que esta alternancia tenga lugar debe producirse un proceso de negociación que concluya en un acuerdo de coexistencia que satisfaga los intereses de las distintas partes y válido para el período constitucional 2019-2024, elaborado en términos semejantes al de otras experiencias históricas como la nicaragüense. Este es un esquema, obviamente, distinto al del “derrocamiento”, subsiguiente “capitulación” del Gobierno y los “salvoconductos” correspondientes. ¿Cuál línea terminará imponiéndose en la oposición, la del derrocamiento o la de la negociación?