30 Sep, 2016 | No pueden Nicolás, Diosdado, Jorge, Tibisay y los magistrados imponerse a millones de venezolanos que reclaman su derecho a revocar al mal gobierno y a su pésimo presidente. Ya el pueblo dejó en claro que se opondrá con firmeza, fundamentado en la ley y en la verdad, a que el TSJ y el CNE, alcahueteando al Ejecutivo, burlen la decisión mayoritaria del soberano. No cejará en su empeño de defender el derecho al revocatorio, cuya celebración en este año no la impiden obstáculos presupuestarios ni técnicos. Sí la perversa intención de la cúpula roja de permanecer en el poder. Muralla, sin embargo, cuyas bases están asentadas sobre arena, incapaces de soportar el empuje de millones de gente brava, cansada de tanta injusticia, represión y engaño.

El revocatorio está cantado. La MUD, en ejercicio pleno de la unidad que la fortalece y en nombre de la democracia, finalmente dijo lo que el pueblo esperaba dijese para, juntos, salir a la calle a defender su derecho a revocar en este año al desgobierno. No se le aceptará al régimen un solo argumento que no se corresponda con la letra y el espíritu de la constitución. Maduro y los suyos, que se habían acostumbrado a imponerse a la brava, deberán pensar muy bien ahora qué hacer. Si su respuesta es la violencia, Dios, arriba, será el mejor testigo de quién, aquí abajo, la originó, cómo y por qué.

La MUD, categórica, precisa, puntual, breve, definitiva y firme marcó el camino a seguir. Será uno legal. Uno pacífico. En la seguridad de ser el correcto. El esperado por multitudes que le mostrarán al mundo la verdad que Maduro quiere no se sepa. Pretensión imposible en estos tiempos virtuales y de positiva instantaneidad. El revocatorio está cantado.

Maduro lo sabe. De allí que su miedo, ya desesperación, lo lleve, incluso, a desvariar con aquello de que la llamada revolución chavista será eterna. Los dos ya tienen fecha de vencimiento. Finalmente, la democracia
y la libertad reconquistarán la calle.