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25 de abril de 2024





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Cuando quiero que todo sea como antes
Cuando estamos deseando “que todo sea como antes”, entramos en la arrogancia de pensar que nosotros sabemos más de nuestra vida, que el universo entero. Creemos que “Dios se equivocó” y que nosotros sí sabemos lo que debería ser.
Joselyn Quintero

10 Sep, 2016 | El ser humano está acompañado por una sombra llamada “insuficiencia”. Si a eso le sumamos nuestra incapacidad de estar aquí y ahora, entonces siempre vamos a vivir en la nostalgia del pasado glorioso (el cual tampoco disfrutaste en ese momento, porque repetías que todo está peor que antes). La cultura de “éramos felices y no lo sabíamos” nos sigue de la cuna a la tumba. Esta semana vamos a hablar de la irracionalidad humana de querer que todo sea como antes.

El mundo muere cada día y vuelve a nacer el día siguiente. Incluso nosotros somos prácticamente otra corporalidad cada mes. La tierra jamás para de girar y los planetas difícilmente se alinean de la misma manera. El movimiento es ley de la vida y en su esencia es que nos permitimos ser quienes somos.

¿Qué pasa con el ser humano? Que su mente le hace pensar que todo es estático, por lo cual siempre está buscando certeza. La certeza no existe, sino en la mente de alguien que nunca ha vivido. La mayoría de la gente espera que todo sea un plan paso a paso que le lleve directo del punto A al punto B sin ningún tipo de dolor, ni incomodidad ni incertidumbre. Esa es lo que la mente llama “razonable”.

Cuando estamos deseando “que todo sea como antes”, entramos en la arrogancia de pensar que nosotros sabemos más de nuestra vida, que el universo entero. Creemos que “Dios se equivocó” y que nosotros sí sabemos lo que debería ser. Entramos en la negación a recibir lo que la vida tiene para darnos, porque nos regodeamos con el pasado.

El tema es que, tengas mucho o tengas poco, nada va a ser como antes. Puede que sea mejor o puede que sea peor, pero la única manera de saberlo es entregándonos a la vida. Debemos practicar el sano arte de la incertidumbre. Así como le sucede a los árboles en invierno y a la oruga en su pupa, todo en la vida se trata de demostrarnos a nosotros mismos que sí estamos hecho para la grandeza, que esta vez nos va a ir bien porque estamos haciendo lo que se debe y no esperando lo que se quiere.

Nada será como antes, y aceptarlo es posiblemente la mayor medicina que le puedes dar a tu alma. Déjate transformar por la vida, deja que te quite lo que te sobra y te haga la carga más liviana para seguir escalando la cumbre.

No se trata de conformarse con lo que hay, es saber que tu valor no tiene nada que ver con lo que tienes ni con lo que sabes, sino con quien eres.

Mañana serás mejor que ayer, porque nunca vivimos en retroceso.

Joselyn es asesora en finanzas corporativas, psicología financiera y neuroeconomía. Es conferencista internacional y autora del libro Semillas de Riqueza. Sabe convertir el dinero en una energía de amor para los que cambian el mundo, mientras disfruta de una vida simple. Conócela en www.JoselynQuintero.com




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