5 Sep, 2016 | Actualmente, las políticas y estrategias relacionadas con los desarrollos regionales se fundamentan en el debido aprovechamiento y explotación de los recursos propios existentes en un espacio geográfico determinado, tratando en lo posible de armonizar factores de muy diversos órdenes: ambientales, económicos, sociales, entre otros, con el propósito fundamental de lograr, en la medida de lo posible, el bienestar de la población allí establecida. Sobre la base de este importante planteamiento y si consideramos que la modalidad predominante en la economía insular en estos últimos cuarenta años: EL PUERTO LIBRE, luce totalmente agotado, por qué, entonces, independientemente del rumbo que tome el mencionado régimen aduanal, no procuramos reimpulsar nuestras actividades tradicionales; es decir, hacer lo que históricamente siempre hemos hecho, por supuesto en consonancia con la realidad y tiempos actuales en vez de buscar otras alternativas creyendo encontrar en ellas el remedio que cure nuestros males.

Al respecto, leamos lo que nos dice EL SOL, en su Edición Nº124 del 11-II-1900 (es decir, hace 116 años):

“El señor Desiderio Sánchez, carpintero de Pampatar, nos ha suministrado el siguiente dato: Ha construido en el espacio de ocho años en su pequeño arsenal once lanchas de 6 ½ pies de manga y 2 ½ de puntal; las que ha vendido y estimado su valor en trece mil bolívares. Estas lanchas las ocupan sus dueños en la isla , ya fuera de ella, en sus negocios de pesquería y en los de cabotaje, y emplean unos cuantos brazos. Esperamos que los demás carpinteros de la isla nos suministren datos semejantes para que se vea el movimiento carpinteril de ribera en Margarita y se conozcan nuestras industrias principales…” (Navarro, N., 2008: 222).

Cuál es la opinión del Dr. Fernando Cervigón sobre esta actividad artesanal:

“Esta carpintería de ribera, una de las mejores de América -sino la mejor- tiene su origen, y se mantiene, en una tradición transmitida de padres a hijos, de maestro a aprendiz, que se remonta a los albores históricos de Venezuela enlazada en la propia tradición marinera precolombina de los guaiqueríes y otras etnias indígenas”.

Desconozco la situación actual de esta actividad aun cuando he tenido la oportunidad de leer como Jurado dos interesantes Trabajos de Ascenso para el Escalafón de la Universidad de Oriente de la colega Cristina Velásquez relacionados con esa temática, por tanto, considero que sería conveniente realizar un intercambio con nuestros investigadores Udistas respecto de esa actividad económica y sobre la base de sus recomendaciones, contribuir a fomentar su desarrollo.

En ese mismo sentido, desde hace tres o cuatro años aproximadamente, por ejemplo, se han realizado en el estado Nueva Esparta importantes Jornadas y Eventos relacionados con la música tradicional y la gastronomía regional, lográndose resultados verdaderamente satisfactorios por cuanto tales actividades han permitido revalorizar a esas manifestaciones autóctonas sumidas durante mucho tiempo en un ostracismo cultural en términos generales. .Inspirándonos en esas experiencias, es posible presentar alternativas distintas que dinamicen nuestras economías locales mediante una estrecha interrelación entre las variadas actividades artesanales, la gastronomía, la tradición musical y el patrimonio histórico.

Al presentar estas consideraciones pudiera pensarse que estamos negados a desconocer los procesos de cambio que los tiempos actuales demandan y que, por tanto, nos mantenemos anclados a una visión arcádica de nuestra Matria natal. Más, sin embargo, ello no es así, pues estamos en capacidad de suscribir todos los diversos planes y proyectos que verdaderamente se encuentren consustanciados con nuestra realidad social y que procuren, fundamentalmente, el bienestar colectivo de nuestros coterráneos insulares.