El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. / Foto: EFE

20 Jul, 2016 | Madrid. La elección de un nuevo jefe del Gobierno en España inició su trámite marcada por la incertidumbre de si el actual presidente, Mariano Rajoy, reunirá los votos necesarios para superar su investidura, y con el foco poco puesto en los partidos nacionalistas que ayer le ayudaron a controlar el Congreso.

La constitución del Parlamento español ayer y la reunión de Felipe VI hoy con los presidentes del Congreso y el Senado, marcó el inició del proceso de elección del jefe del Ejecutivo, cuyo candidato propondrá el monarca tras una ronda de consultas con los partidos.

Mariano Rajoy ha insistido en numerosas ocasiones en que quiere gobernar y ha pedido que le dejen hacerlo, ya que su partido es el más votado, pero hasta ahora solo ha alcanzado un acuerdo con Ciudadanos, que anunció que se abstendrá.

La sorpresa saltó ayer al constituirse la mesa de la presidencia del Congreso, en la que el candidato del PP contó con diez diputados más de los previstos, y que correspondieron a cinco nacionalistas vascos (PNV), cuatro catalanes (CDC) y un canario (CC).

Esta situación desató las especulaciones sobre un posible apoyo o abstención de estos grupos en la investidura de Rajoy, pese a las abiertas diferencias y desencuentros que han mantenido en la pasada legislatura con el Gobierno.

Ante este nuevo escenario, Ciudadanos -una formación nacida en Cataluña y de marcado carácter antinacionalista-, anunció hoy que si el PP alcanza un acuerdo con los nacionalistas catalanes para gobernar, su partido se replanteará el sentido de su acuerdo y votarán en contra de Rajoy.

A juicio de un alto dirigente de Ciudadanos, José Manuel Villegas, no hay pacto posible con los diputados catalanes, cuyo partido impulsa en Cataluña un proceso independentista que "quiere romper España".

La especulación generada ayer por las votaciones para la mesa del Congreso ha desviado el foco de atención de los socialistas del PSOE, a los que Ciudadanos y el PP pedían que sus 85 diputados se abstuvieran y facilitaran un gobierno "popular".

Para ser elegido presidente del Gobierno, el candidato que se someta a investidura necesita mayoría absoluta en una primera votación (176 sufragios) o mayoría simple en una segunda (más síes que noes).

Si el candidato propuesto no supera ninguna de las dos votaciones, se podrán someter a investidura otros candidatos o repetir el mismo durante un periodo de tres meses.

Tras este plazo y en caso de que ningún candidato supere la investidura, se disolvería el Parlamento y se convocarían automáticamente nuevas elecciones, tal y como sucedió en la anterior legislatura, que apenas duró seis meses.

El voto de los nacionalistas catalanes fue uno de los principales escollos para que se formalizara una coalición integrada por partidos de izquierdas en la anterior legislatura, una fórmula que hubiera requerido el apoyo de fuerzas nacionalistas que impulsan un proceso de independencia en Cataluña, y que es fuertemente rechazado por la mayoría de partidos.

Rajoy mantiene su previsión de que la sesión de su investidura se inicie el 2 de agosto, por lo que la primera votación se realizaría al día siguiente, el día 3, y, en caso de no conseguir mayoría, se celebraría una segunda votación, el 5 de agosto.

Según señaló ayer el jefe del Ejecutivo español, el país necesita un gobierno para que en agosto, tras conocer la senda de déficit que fije la Comisión Europea, se apruebe el techo de gasto y éste sea tramitado por el Congreso y el Senado.

Además, con la normativa vigente, el nuevo Gobierno tiene de margen para aprobar los presupuestos de 2017 hasta el 23 de septiembre, pero en caso contrario debería prorrogar los presupuestos actuales.