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Domingo Carrasquero: Individuo de número
La diáspora se llevó a los Carrasquero a buscar nuevos horizontes, y en El Tejero se residencian, allí transcurre la infancia de Domingo.
Verni Salazar

Foto: CORTESÍA

Domingo Carrasquero incorporado a la Academia de la Historia. / Foto: CORTESÍA

20 Feb, 2016 | Con motivo del acto de incorporación del Lcdo. Domingo Ramón Carrasquero Ordaz como Individuo de Número de la Academia de la Historia del estado Nueva Esparta, comparto con ustedes parte del discurso de recibimiento.

Mientras se sucedía la última entrevista entre el conducator de Rumanía Ion Antonescu y Hitler, el 6 de agosto de 1944, el Führer, preocupado ante las nuevas medidas que estaba llevando a cabo el rey, dijo a su amigo: "Conducator, no vaya a Palacio". El grupo enemigo de Alemania ataca la refinería de petróleo en el puerto de Hamburgo, estamos en plena Segunda Guerra Mundial, las tropas americanas toman Nantes y llegan hasta Brest, los rusos cercan el centro petrolífero de Drohobyez y en Tacarigua miles de kilómetros más acá en el hogar de Agustín Carrasquero y Alberta Donata Ordaz, nacía un niño que, a pesar de rezar según el almanaque que rodaba de casa en casa, San Justo, su padre optó por ponerle Domingo, no sabemos si porque precisamente era ese día, o por otra promesa. Don Agustín fue obrero, pero en los últimos cuarenta años de su vida se dedicó al periodismo, siendo fundador en Anaco de los periódicos "Rumbos" y "Chispa" y en Margarita "Marejada". Doña Alberta, ama de casa, murió muy joven, a los 43 años.

La diáspora se llevó a los Carrasquero a buscar nuevos horizontes, y en El Tejero se residencian, allí transcurre la infancia de Domingo. Cursa estudios primarios en El Tejero, la secundaria entre Cantaura, Anaco y en el Liceo Nueva Esparta de Porlamar. En la Universidad de Oriente Núcleo Sucre obtiene el título de Licenciado en Administración Comercial y más tarde el de Licenciado en Contaduría Pública en la Universidad Santa María.

Su primer trabajo fue en el Ministerio de Hacienda, en Barcelona, Puerto Ordaz, Anaco y Puerto La Cruz, en el área tributaria, llegando a ser Jefe de la Fiscalía del Impuesto sobre la Renta en Porlamar, en la época en la cual se inauguró la Zona Franca en la isla de Margarita.

Posteriormente se postuló a un cargo en Petróleos de Venezuela, habiendo ganado el concurso para ser Supervisor de Impuesto sobre la Renta en la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP), en Maracaibo; en la industria petrolera estuvo 27 años hasta el 31 de diciembre de 2000, cuando decidió solicitar su jubilación prematura.

Desde muy temprana edad se apasiona por la escritura, da sus primeros pasos en este arte escribiendo para las carteleras de su escuela, y en el Liceo Nueva Esparta de Porlamar ganó un concurso con el soneto dedicado a una de las mujeres de su pueblo, Tacarigua.

Son de su autoría las siguientes obras: "Antecedentes históricos del Impuesto Sobre la Renta", "Domingadas", "Vivencias y ausencias", "Tacarigua: apuntes para su historia", "Escuelas federales del estado Nueva Esparta", "Gente de mi pueblo", "Historia de los impuestos", "Décimas, centésimas y milésimas", "Apuntes del abuelo" y "Pinceladas de mi tierra" esperando para su impresión.

Es el autor de la letra de "Los zapatos maqueros" cuyo nombre original es Carta a José Ramón Villarroel y "El diccionario margariteño", ambos temas bandera de la musicografía insular en la voz de Miguel Serra con el grupo Cuerdas Espartanas.

A la hora de elegir el tema de su discurso, Domingo Ramón Carrasquero Ordaz no ha querido refugiarse en un academicismo teorizante; su disertación se ha centrado sin vacilaciones en analizar los rasgos biográficos de Diego Bautista Urbaneja Alayón, su paisano tacarigüero, que tuvo el privilegio de ocupar la primera magistratura de nuestro país, segundo margariteño en esta tarea ya que el también coterráneo Manuel Moreno de Mendoza fue el primer Presidente de la República de Venezuela, otro olvidado de la historia centralista que atomiza y opaca la de la provincia. Tiene Diego Bautista Urbaneja Alayón la honrosa distinción de ser uno de los pocos civiles que en la vida republicana de Venezuela desde 1830 hasta nuestros días ha ocupado la silla presidencial.

Por todo lo expuesto, considero que el discurso del Lcdo. Domingo Ramón Carrasquero Ordaz confirma el acierto de nuestra Academia al admitirlo hoy como uno de sus miembros. Estoy seguro de que su incorporación enriquecerá las aportaciones históricas y culturales que la corporación realiza, de acuerdo con sus fines: Nuestra prioridad… la historia nuestra.

Sea usted bienvenido, Lcdo. Domingo Ramón Carrasquero Ordaz, a la Academia de la Historia del estado Nueva Esparta, en donde nadie duda, prestará grandes servicios en las tareas que asuma, con la laboriosidad y eficacia que le son propias y con la erudición y el talento que ha mostrado a través de su prestigiosa y ejemplar vida académica, profesional y familiar.

Bienvenido… muchas gracias.




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