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La vocación universitaria debe confrontar la realidad
Los jóvenes se ven influenciados, al momento de decidir, por figuras paternas, amigos o personas que admiran.
Mario Guillén Montero | @imathiox

Foto: YULIANNYS GONZÁLEZ.

Los chamos necesitan la orientación de especialistas o de sus propios padres para decidirse. / Foto: YULIANNYS GONZÁLEZ

16 Feb, 2016 | Los jóvenes dicen estar seguros de qué van a estudiar desde una edad temprana, y en ocasiones aún no han visto materias importantes que serán determinantes para la escogencia de la carrera universitaria en el futuro.

En muchos casos se ven influenciados por familiares, amigos o personas a las que admiran y deciden copiar ese rumbo. Decisiones como esta han desencadenado en la deserción de los estudiantes universitarios o en cambios de carrera.

La orientadora Luisana Marcano comenta que es frecuente que en su consulta se encuentre con casos de adolescentes que no saben cuál carrera elegir, que se decidieron por una y no era la carrera indicada, aquellos que ingresaron a una carrera porque estaba de moda, o en el peor de los casos, que la eligieron por estar con sus amigos.

Entre los cuatro y 10 años, la vocación está determinada por la fantasía que expresa necesidades básicas del niño como ser veterinario o policía.

Luis Velásquez, de 15 años, dijo que al salir del bachillerato planea estudiar algo relacionado con los deportes pues es muy bueno en ellos, aunque aún no está seguro de nada.

La orientadora manifiesta que la necesidad de conocimientos aplicables de los jóvenes es realista. Esperan recibir un aprendizaje instrumental, no necesariamente utilitario.

Los adolescentes en su mayoría esperan correlación entre el aprendizaje y el mundo laboral, por ejemplo quienes estudian comunicación social esperan llegar a un estudio de televisión o de radio, y al entrar a la universidad normalmente comienzan en un ciclo básico de materias como literatura y estadística, lo cual los desanima.

Maoriel Reyes, de 15 años, dice querer estudiar comunicación social o medicina. Para ella no es limitante que en la Isla no se impartan estas carreras puesto que son las que quiere.

Desconoce cuál de las dos elegirá, porque es buena tanto en lo humanístico como en lo científico.

Marcano explica que el interés pasa a primer plano entre los 11 y los 12 años.

Aquí no se habla de necesidades, sino de gustos.

Los intereses dejan su lugar a las capacidades entre los 13 y 14 años. Las habilidades que reconocemos como propias a esta edad, son función del entrenamiento escolar.

Jesús Martínez, de 15 años, desea estudiar música pues desde los dos años tiene aptitudes para el canto y los instrumentos. Piensa que se convertirá en un agente de cambio para que se comience a apreciar la cultura venezolana.

Aptitudes

Entre los 15 y 17 años la elección de roles va a ser ejercitada sobre la base de la fantasía. Entre los 18 y los 21 años, hay una mayor consideración de la realidad que permite confrontar las necesidades, los gustos y los intereses con las oportunidades que brinda la situación real.

La orientadora Luisana Marcano recomienda a los padres hacer seguimiento de las aptitudes académicas de sus hijos para que los ayuden y orienten en la escogencia de su carrera profesional. Por ejemplo, si el joven no tiene cualidades para las matemáticas, no es recomendable que este se incline a carreras científicas.




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