José Cheo González, un centinela de la margariteñidad. / Foto: ARCHIVO

6 Feb, 2016 | Nunca se quejó de haber nacido en esta tierra marina tan oriental… Juan Griego aquel 26 de mayo de 1958… y se sintió orgulloso de ser un ñero, un hijo er´diablo curtido de sol y sal… fue engendrado en las raíces de Félix González y Tomasita Vicent… José Gregorio fue el viento que rompe allá en La Caranta, y el peñero que viene de Guayacán,… Cheo después, el Cheo de siempre, fue el sol que se duerme en Punta Arena y el datilero de los valles de San Juan… Tuvo la madre más linda del universo y las arenas de su puerto natal tenía redes ancladas cerca del mar. Le canto desde niño en su escuela “Antonio Díaz” , en el Liceo “Juan de Castellanos” y en la “Escuela Técnica Industrial” a su amada Virgen, porque la tenía en su pecho junto a la imagen del Cristo de Pampatar... y como marinero del rayo y de la tormenta tenía en sus venas la sangre del guaiquerí… con esa fuerza se enrumbó hacia las tierras andinas, allá en la Universidad de Los Andes, se hace arquitecto, entonces con el pecho henchido de la brisa salobre, decía: margariteño, mi hermano de pura cepa, de los guerreros de por aquí… como sus hermanos Morelba, Belkys, Félix, Manuel y Gregorio su morocho.

Como hijo arraigado en su identidad, se arropó en los trastes y las cuerdas, para decir… Yo soy el polo la jota y la malagueña, yo soy el punto la gaita y el galerón… en su voz las canciones adquirían una melodía sin igual, que las interpretaba de una manera especial, porque tenía el bronce y el nácar de las isleñas, que son las perlas más bellas de esta región… y le cantó y le compuso y le tocó a nuestra margariteñidad, la puso en alto, le tocó la fibra, la defendió y dijo.. “tengo tus playas, salinas y manglares, tengo tus cuentos tus cantos tu tradición, tengo tu cielo de azules guanaguanare, pero tú tienes todito mi corazón…” ese corazón que se quedó entre sus arpegios y armonías en los iguales que tocó con su amor.

Cuando cruzó lontananza insular para ir a estudiar a Mérida, se llevó consigo su idiosincrasia, se llevó su música, allá prontamente se incorpora la Cantoría de la Universidad, es integrante del Cuarteto Pueblo, y tenía una extensa participación en actividades musicales en la ciudad de los caballeros, allí conoce al maestro Luis Laguna, el compositor de “Criollísima” y con él aprendió armonías en la guitarra que por su afán, su arte y su destreza fue el primero en tocarlas, esto hizo que nuestra recordada Modesta Bor, sintiera por el admiración y un cariño muy especial. En Mérida quedaron muchos amigos, muchas querencias que se repartieron por todo el país… principalmente en el estado Lara donde forma parte como arreglista, compositor, músico y cantante del prestigioso grupo Barquisimeto 4.

En su amada Margarita, es pilar fundamental en la excelencia musical del Ensamble Opus 4 que durante 25 años ha marcado hito en la musicógrafa insular, su voz de esas que no se encuentran todos los días, del tipo tenorino, según los expertos presentaba poca fuerza de timbre y facilidad increíble para alcanzar notas altas en la cual pudimos oir “y que hago”, “el centinela” “Aún contigo” “Amanecer de pescadores”, “Dos destinos”, “Margariteño de Pura Cepa”, Juan Griego desperté soñando”, “Recuerdos de mi Juan Griego”, “Hoy la vi”, “Salvemos el Mar Azul” entre otras.

Este 1° de febrero de 2016… el multicolor crepúsculo juangrieguero se vistió de luto… la mar se puso serena y la tristeza de la ardentía llenaron de lágrimas la arena del puerto… los alcatraces y la gaviotas recogieron sus alas y bajaron el pico… las notas y los arpegios silentes se confundieron con la brisa taciturna y un afonía general inundó el cielo… se nos marchó Cheo…se nos va el trovador de la margariteñidad, que herida tiene lágrimas en su corazón… porque cuando los hijos buenos se van… la identidad siente que le arrebatan parte de ella y el desconsuelo recorre las almas de sus amigos… hasta siempre amigo, del canto, la poesía, del arte, de la insularidad…para Lula, para Tomasita, para sus hermanos, para sus amigos nuestra palabra de acompañamiento y solidaridad.
Te veremos siempre como un centinela, que en un amanecer de pescadores, en Juan Griego se despertó soñando, para salvar el mar azul, se montó en la luna de abril… y en el Cielo se abrazó a Jhony… para cantarle a la Virgen del Valle en su regazo…margariteños de pura cepa.