1º Dic, 2015 | Alea jacta est, frase latina traducida como "la suerte está echada". Suetonio la atribuye a Julio César, quien omitiendo la orden del Senado, de licenciar tropas antes de entrar a Roma, la pronunció atravesando con su ejército el Rubicón, límite entre el norte y la ciudad, en calculada rebeldía contra la República, dando comienzo a la guerra civil que precedió al Imperio instaurado por Augusto.

En el país también la suerte está echada, y no mediante dados como lo hizo César para trastocar el orden existente, sino con votos. El 6 de diciembre los venezolanos tenemos la gran ocasión de poner patas arriba al régimen madurista, con la elección de una Asamblea Nacional de mayoría opositora, que sirva de freno a un gobierno totalitario, militarista, irrespetuoso, corrupto, hambreador y complaciente con delincuentes, pranes y colectivos armados.

Ese día ningún ciudadano de espíritu democrático debe quedarse enchinchorrao. Nadie debe dejar de votar por la unidad, para hacer efectivo su repudio a Maduro, padre, modelo, inspiración y financista de los candidatos del PSUV. Vacilar es perder y no marcar la tarjeta de la manito, abajo y a la izquierda, es respaldar al gobierno que convirtió a Venezuela de una nación próspera a un país de miseria.

Soplan aires de cambio, pero es necesario izar velas rumbo a la victoria. En Nueva Esparta el entusiasmo es contagiante y cada día más indecisos suman sus esperanzas en los aspirantes de la unidad, conscientes de que con un nuevo parlamento, democrático y no cuartelero, depende en mucho el resurgir de la Venezuela añorada. Apenas unos días nos separan de un diciembre alegre.