Rosenda Gómez de Hernández asevera estar contenta y satisfecha por la vida que tiene y comenta que de joven no hubiese imaginado que tendría lo que hoy en día tiene. / Foto: DANIEL RAMÍREZ

22 Nov, 2015 | Rosenda Albina Gómez de Hernández no tuvo una vida fácil. Cuando mira en retrospectiva su pasado no titubea al decirlo. Pero, a pesar de las dificultades, ha logrado grandes hazañas en su vida, la más importante para ella es haber levantado a sus ocho hijos.

Desde el momento de su nacimiento la vida mostró su lado más fuerte a Rosenda, quien comenta que su madre se encontraba en la playa de Manzanillo cuando le dieron los dolores de parto y por poco la tuvo en ese lugar.

Unos vecinos vieron a su madre, Marciana Isabel Gómez, quejarse por las contracciones y lograron trasladarla hasta su casa. Ya en compañía de su familia la trajo al mundo. "Mi mamá me largó guindada de un mecate. Antes no habían tantos cuidados como ahora".

Siendo una niña supo que su padre, un pescador oriundo de Península de Macanao, no la reconoció como su hija, pero esto no le afectó pues su madre le dio todo el amor que necesitó.

A los 19 años tuvo su primer hijo, por lo que su forma de ver el mundo cambió, sus prioridades eran otras. Desde ese momento comenzó a recorrer los pueblos de Antolín de Campo para vender pescado con una mara sobre su cabeza.

Rosenda dice que este era un trabajo agotador, pero que tuvo que hacerlo para llevar comida a sus muchachos. "Se me partió la cabeza del peso que llevaba en la mara. Cuando íbamos en burro metíamos a los muchachos en los mapires que le guindaban a los lados, porque en Loma de Guerra había una jauría de perros salvajes que buscaban mordernos cuando pasábamos por allí. Uno ahora se ríe pero nos asustábamos bastante".

La incursión en la cocina de Rosenda fue empírica y por mera sobrevivencia. Cansada de vender pescados por los pueblos, comenzó a salarlos en buena cantidad en su casa. Luego los ofrecía a vendedores de pescado por toda la Isla.

Un día comenzaron a construir un urbanismo cerca de su casa y vio la oportunidad de preparar almuerzos a los obreros, quienes se deleitaron con su sazón. "Unos querían comer su pescadito frito, a otros les gustaba más el sancocho. Uno de los ingenieros de la obra quedó encantado con ese sancocho y comenzó a traer a personalidades de la Isla a comerlo".

Fue entonces cuando Rosenda vio en la gastronomía insular un potencial negocio. Tomó su aripo como aliado y comenzó a armar lo que ahora es uno de los restaurantes más famosos de la zona.

Entre palmas secas y bajo la sombra de un árbol comenzó su restaurante "La popular Rosenda", el cual lleva más de 34 años sirviendo a locales y turistas.

"Hice muchas cosas para ganarme la vida, eso sí, siempre de manera honrada. Mi madre me dijo unas sabias palabras, mientras íbamos a pie a buscar agua en un aljibe a playa El Agua, hay que trabajar duro para tener lo que se necesita en esta vida".

Aun cuando comenta que el trayecto de su vida tuvo episodios complicados y duros, hoy en día está agradecida con Dios por todo lo que tiene, sobre todo sus hijos.

Rosenda aún tiene preocupaciones, como la situación que afronta el país. Esta mujer recuerda los precios de cada producto que uso en su cocina. "Estoy asombrada de los precios de la comida. Espero que nuestro país supere este bache y vuelva a ser lo que era".

Obra

Rosenda Gómez nació el primero de marzo de 1961. Se casó con Gabriel Rómulo Hernández, con quien tuvo ocho hijos: Iraima Coromoto, Deira María, Javier, Enrique, Daceliz, Raquel, Francisco y David. En 1981 abrió formalmente su restaurante “La Popular Rosenda”.