Mylene Rivas, directora del Iutemar La Salle. / Foto: GÉNESIS TORANI

28 Jul, 2014 | Con tres líneas estratégicas Mylene Rivas se transa las metas laborales en su rol como nueva directora del Instituto Universitario de Tecnología del Mar (Iutemar), en el campus tuborense de la Fundación La Salle. Fortalecimiento de la gestión, en lo referente a planta física y administración de los recursos existentes, innovación y capacitación, más las alianzas estratégicas con otras casas de educación superior, conforman parte de la plataforma que ensambla sobre ejes de acción específicos.

Para este propósito macro se coloca el escudo del optimismo, tanto en lo personal como en su reto profesional dentro de esta nueva responsabilidad. Adelantó que ha comenzado conversaciones para alianzas con otras universidades, de manera de garantizar que el egresado del Iutemar, con título de TSU, tenga la oportunidad de continuar licenciatura.

Está convencida que un país, o una persona sólo progresa si está de por medio el conocimiento. En lo personal, Rivas se siente realizada. "Vengo de tres mundos porque he ejercido como educadora, psicoterapeuta y asesora en gestión del conocimiento". Campos nada disímiles, porque en todos se conjuga el necesario crecimiento.

Cambio total

Menuda y estudiosa, Mylene Rivas ha cambiado la vida de la gran ciudad, su natal Valencia -a la cual adora- por una isla de Margarita, geográficamente más pequeña, pero con un caudal de potencialidades, sobre todo con visión estratégica hacia el mar. Recién finalizaba su relación laboral como facilitadora de una transnacional llamada PCO'S International, Líderes en Aprendizaje Organizacional, cuando le proponen agarrar el timón para dirigir el Iutemar.

Le encantó la idea... y el reto implícito. Aun cuando debe viajar todos los días desde Antolín del campo, donde reside, hasta Punta de Piedras (Tubores), a más de 60 kilómetros aproximadamente, no se queja, porque vivir en Paraguachí ha sido para ella una experiencia única, al ser recibida en un pueblo hospitalario, con vecinos solidarios y respetuosos quienes le permiten conocer esa margariteñeidad de la cual mucho le habían hablado.

Aparte de eso, asegura que los cambios son necesarios, no sólo desde la óptica del ser humano, sino del país visto como un todo. "Trabajar con la Fundación La Salle para mí tiene un significado especial", afirma Rivas, quien siempre ha comulgado con los ideales lasallistas, y admirado esa contribución a la sociedad, a través de las escuelas comunitarias, a la cual acceden personas de escasos recursos.

Orientadora de bien

Mylene Rivas nace en Valencia, estado Carabobo, en 1960. Cursa la primaria en el Colegio República de Perú, la secundaria entre los liceos Manuel Felipe de Tovar y Pedro Gual de la capital carabobeña. Es licenciada en Educación, mención Orientación, egresada de la Universidad de Carabobo (UC). En su haber académico tiene, además, un Doctorado en Ciencias Sociales, en la misma casa de estudios, entre otros cursos de mejoramiento.

"Soy una orientadora de vocación, motivo por el cual considero que ésta es parte de mi misión. La vida es un aprendizaje y el aprendizaje es la propia vida", afirma.

Recuerda que tal percepción la tuvo desde pequeña en un hogar donde su mamá, Carmen María Román de Rivas, su papá José Rivas Aricahuán y su tía materna Josefina Yovino, le inculcaron valores y ejemplo de trabajo. "Mi padre, por su amor a la Geología, mi madre conocedora de la economía y la política y mi tía, en el camino de las artes en general. Cada uno me aportó hacia una buena formación".

Al asumir esta responsabilidad en el Iutemar aspira aplicar mucho de lo que ha aprendido a lo largo de su vida. "Es todo es un desafío, y lo importante es estar consciente que todos estos estudiantes que encontramos en las aulas son seres valiosos, a quienes debemos apoyar. También tenemos que coadyuvar con el desarrollo del país, como siempre lo ha hecho la Fundación la Salle".

Caos con sentido

Con respecto a una Venezuela cambiante, y a veces cargada de mucho negativismo, Rivas asegura que según ve las cosas "el caos muchas veces tiene un sentido, pero no lo podemos observar. Hay que buscar el por qué y estar conscientes que la historia de la humanidad está plagada de eventos de este tipo, lo que nos habla de que cambiar es necesario y es todo un paradigma".

-Los cambios son necesarios, porque cuando nos paralizamos no crecemos. Ahora, en todo momento es importante abrir espacios de diálogo y saber negociar. La paz está engendrada en el útero de la justicia, por lo cual "no hay paz sin justicia".