5 Mar, 2020 | Cuando apenas era un niño, a Jesús “Chuíto”, lo veía corretear por ahí, en Los Robles; comunidad capital del Municipio Aguirre, entre La Asunción, Pampatar, Porlamar y El Mar, que, guardaba, celosamente, la Piedra del Ángel, hasta que un día de lluvia, tormentosa, apareció desde sus rumbos, rutas y entrañas un huracán y, lo lanzó a pique a sus preciosísimas azules, de Ángel ce Moreno¡ Ante el mirar atónito del Farallón de Pampatar, quien, debe estarlo llorando, aún. Por ahí, andaba Jesús Chuíto, hijo del Cantor “Chú” Ávila. Andaba por el Cerro “La Ermita”, Aula Magna y Escenario popular de nuestros cantores y máximos exponentes del Galerón Margariteño ¡Orgullo del folclor universal! Se la pasaba Jesús “Chuíto” por lo de Antonino; donde un día cualquiera de la vida se le apareció “El Tumbalele” Ángel Figueroa y, por ahí, también se le desapareció, para siempre. Pero, hay un “por ahí”, en Jesús “Chuíto” que jamás pudo olvidar. Algo que fue, es y seguirá siendo su reliquia de La Margarita! A su padre, el Cantor del “Guanaguanare”, Jesús Ávila. En paz siga cantando y haciendo canciones tan bellas.

Desde esa niñez, Jesús “Chuíto”, jamás se olvidó de Él y, “Chú” Ávila lo fue moldeando a lo suyo, es decir, hacia lo de Los Robles; con sus brazos y manos de ceiba esplendorosa. ¡La ceiba, obelisco y guardiana de ese popular pueblo! Del también, su hermano, Régulo Guerra Salcedo, doctor y escritor de dimensión universal! Lo que son las circunstancias de la vida. El 22 de noviembre de 2019, Día de Santa Cecilia, patrona de los Músicos en un precioso Acto de la Alcaldía de Porlamar, en el que se lució la hija de Chiche Rojas, Inés, se me acercó alguien, un hombre hecho y derecho, quien al verme me preguntó, ¿Usted no se acuerda de mí? ¡No, hijo, no! ¿quién eres? Y con toda la humildad que le sembraron Jesús, su padre e Isabelita, su madre, me dijo ¡Yo soy Jesús “Chuíto”, el hijo de su inolvidable amigo Jesús “Chú” Ávila! A pesar de tanta gente en aquel recinto, un silencio profundo y extraordinariamente musical, nos pasó la película en vivo de tantos infinitos recuerdos y, algunas lágrimas alegraron tan espontaneo y sanguíneo momento.

Me regaló “Chuíto” un libro, en el que su padre, El Cantor, imprime su vida y, al leer la dedicatoria Jesús “Chuíto”, me dijo, “no se peló ni equivocó su padre”, porque hoy, Jesús “Chuíto”, es su “Loma del Viento”, como se llama este libro del Cantor. Prologado por nuestro inolvidable periodista, Francisco Aguilera Rondón, desde Los Robles, diciembre de 1998…

-¡Vainas!... ¿No es así, compai Cruz Rivas? - Se diría…

- Otra loma del viento, pero, de La Margarita…

¿Azul?