Porlamar
26 de abril de 2024





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Prisca Alfonzo de Morao y María Morao las mujeres que precedieron a las camareras
Anabel D’ león enaltece la labor de su bisabuela Prisca Alfonzo de Morao y su abuela María Morao. Por décadas ellas se encargaron, a principios del siglo XX, de vestir y crear todo lo que la virgen del valle usaba durante sus festividades.
Mario Guillén Montero | @imathiox

Foto: JOSELÍN CHACÓN @joselinaymarch

Andreína Padilla y Anabel D’ León han investigado sobre el legado de sus familiares. / Foto: JOSELÍN CHACÓN @joselinaymarch

8 Sep, 2019 | Son pocos en Nueva Esparta quienes aún recuerdan a Prisca Alfonzo de Morao y a su hija María Morao unas mujeres de la sociedad insular de antaño y con una gran vinculación en lo eclesiástico. Ellas a finales del Siglo XIX y hasta avanzado el Siglo XX, fueron las encargadas de no sólo vestir a la Virgen del Valle, sino de confeccionar y armar lo que usaba la Patrona del Oriente. Ellas no sólo fueron sus camareras, mucho antes de que ese término se acuñara, sino que eran las creadoras de todo lo que vestía.

Foto: CORTESIA

Prisca Alfonzo de Morao y María Morao. / Foto: CORTESIA

Conocer de la historia de estas mujeres no ha sido tarea sencilla, pues su legado ha sido invisibilizado en la historia. Fue gracias al cultor Fernando Fernández que supimos que la nieta de María Morao y bisnieta de Prisca Alfonzo estaba de visita en la isla de Margarita.

Anabel D’ León Fermín contesta el teléfono y se intriga ante la invitación a ser entrevistada sobre el legado de sus familiares, sobre todo porque ha sentido que nunca se le ha dado valor al trabajo que hicieron por décadas con tanto esmero y fervor a la Virgencita.

Al llegar a la redacción del Sol de Margarita se presenta con su hija Andreína, aún sigue extrañada por la invitación y comenta con tristeza que la historia de las predecesoras de las camareras ha sido borrado.

Anabel cuenta que su visión de esta historia es la de una niña, que hasta los siete años pudo ver como vestían a la Virgen del Valle y que luego de esta edad lo tuvo prohibido porque ya tenía el suficiente raciocinio para contar lo que veía.

Su madre y su abuela fueron parte de una familia de notables porlamarenses y ante su relación con la iglesia se les encomendó atender a la Virgencita.

Explica que la tarea no solo era arreglarla o escoger un vestido, su madre y su abuela se involucraban en todo lo que llevaba la imagen.

De hecho, la virgen era trasladada a la casa de su abuela en la calle Maneiro, una mansión fuera de serie que tenía hasta su propia capilla, que sirvió como primera sede del Colegio La Consolación “Nuestra Señora del Valle” y que fue escenario de un baile en el que participó el presidente Cipriano Castro y en la cual se tocó por primera vez el vals de Vicente Cedeño “Castro en Margarita” en 1905.

Anabel recuerda con cariño que su abuela le hacía la mantilla con la técnica de tejido “Frivolité” y elaboraban los vestidos con hilos importados, de hecho en casa de su abuela estaba un gran closet en el cual se guardaban los vestidos. Una tradición que se ha mantenido es que se escogían tres vestidos para la bajada, festividad y la subida.

Para ella era fascinante la dedicación de su madre y abuela ante la Virgen. Explica que en junio las niñas de Margarita donaban clinejas de cabello con el que se confeccionaban las peluquitas de la Virgencita.

Para ella, una niña en ese entonces, todo era parte de un juego, por lo que las clinejas las usaba para jugar, hasta que su abuela se daba cuenta y la regañaba.

Las clinejas eran guardadas en seda y enviadas en cajas a Caracas elaborar las peluquitas. Cuando retornaban armadas a Margarita se colocaban en un molde del tamaño de la cabeza de la virgen y se hacían los bucles, para esto se tomaban los mechones y se les untaba una mezcla de linaza y limón, se dejaba enrollado por varias semanas, para que se arme el bucle.

Asegura que las peluquitas eran combinadas con los vestidos y cada detalle era pensado a la perfección. Contó que el trabajo de su bisabuela y abuela fue el ejemplo que tomaron las camareras que las precedieron, además estas figuras dentro de la iglesia fueron creadas cuando eclesiástico tomó el control de todo lo referente a la virgencita.

Anabel lamenta que la historia de las mujeres que se dedicaron a atender a la Virgen del Valle, comience con “las camareras” en la década de los sesenta.

Por que, aunque el legado de mujeres como Belén Sánchez de Mata son importantes, también hay que recordar a quienes por años dedicaron parte de su vida a la Virgen del Valle y al pueblo de Porlamar.

Afirma que su abuela María Carolina Morao es responsable de enseñar a un sin fin de margariteñas la técnica de tejer cogollo. De hecho, uno de sus sombreros de cogollo fueron de los regalos que se le entregó a Jackie Kennedy cuando visitó el país.

Anabel D’ León espera conseguir más información sobre la labor de su abuela en el Arzobispado de Guayana al cual perteneció Nueva Esparta antes de la creación de la Diócesis de Margarita y como su bisabuela Prisca Alfonzo de Morao llegó a ser encargada de vestir y confeccionar trajes a la Patrona del Oriente.




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