13 Nov, 2018 | Este viernes 9 de noviembre asistimos a un acto en homenaje a nuestro amigo Pedro “Tolú” González Gil realizado en el Paseo Guaraguao de la ciudad de Porlamar. El espacio estaba pleno de gente que lo conoció y disfrutó de su amistad.
Comenzó con un oficio religioso por parte del diácono Angel Cheng García quien con palabras sencillas explicó el sentido del comportamiento de un cristiano.

Posteriormente, el moderador, Antonio “Toñito” Figueroa, coralista, alumno del profesor González Gil, leyó acuerdos de reconocimiento póstumo. Inmediatamente, el maestro Rocki Viscuña narró que hace 40 años, Pedro “Tolú” expresó en el Núcleo Nueva Esparta de la Universidad de Oriente, “Voy a hacer una coral aquí” y lo hizo y así nació la Coral “Inocente Carreño “que representa un compromiso para afirmar lo nuestro.
Pedro Luis González Gil fue director de Cultura de la Gobernación de Nueva Esparta y muchos lo consideran el mejor que lo ha hecho en ese cargo.

Mariela Contramaestre, periodista y editora de Sol de Margarita leyó una comunicación de Perucho Aguirre, compositor y director del grupo musical “Collar de Perlas”, quien no pudo venir al acto, donde expresa que el homenajeado era un excelente cuatrista, que creó las corales “Augusto Fermín”, “Inocente Carreño “ y el grupo “Aquí Venezuela.” Honesto y amado por sus alumnos, carupanero de nacimiento y margariteño de corazón”.

“Amigo de los maestros Augusto Fermín, Julio Villarroel, Lino Gutiérrez e Inocente Carreño” y al señalar que sus cenizas serían esparcidas en el mar dice “aún quedan un ejército de peces para hacer una espléndida coral”.

Mientras tanto, una compungida Teresita con sentidas palabras expresó: “Nos queda canto y nos queda llanto”.

Pedro “Tolú” González vuelve a Porlamar, ahora con sus cenizas esparcidas en la bahía de Guaraguao. También, el profesor Pedro Fermín Vásquez, quien durante muchos años fue subdirector de nuestro querido Liceo Nueva Esparta, tuvo palabras para elogiar la labor del maestro González Gil.

Al terminar el acto, los coralistas, familiares y amigos fueron al muelle cercano para ver zarpar a un pequeño bote cuyos tripulantes esparcieron las cenizas del amigo en el mar de su nuestra entrañable ciudad de Porlamar.

Un merecido y cálido homenaje a quien sirvió con honor y dignidad a su pueblo, a su música y a su tradición.

Una despedida, que significa un hasta luego, ya que como todos los cristianos, creemos en una nueva vida al lado de Dios todopoderoso.
Igual que lo dije con el fallecimiento de Teodoro Petkoff, buen viaje hermano Pedro Luis.