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1 de mayo de 2024





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La importancia de meditar Mindfulness sentado (II)
Los puntos más importantes que se deben recordar respecto a la postura son tratar de mantener la espalda, la cabeza y el cuello alineado; los hombros relajados y las manos en una posición confortable. Habitualmente las ponemos sobre las rodillas o en nuestro regazo, con los dedos de la mano derecha cruzados sobre los de la mano izquierda con la punta de los pulgares tocándose entre sí.
Ubaldo Beade | @ubeade

30 Oct, 2017 | Es fundamental en la práctica de meditación Mindfulness estar conectados conscientemente, por ello adoptamos una postura corporal relajada y atenta en la que nos sintamos confortables sin movernos, y nos situamos en el momento presente sin tratar de llenarlo con nada. Ya has hecho algo similar en los ejercicios en los que pones la atención en la respiración.

Los puntos más importantes que se deben recordar respecto a la postura son tratar de mantener la espalda, la cabeza y el cuello alineado, los hombros relajados y las manos en una posición confortable. Habitualmente las ponemos sobre las rodillas o en nuestro regazo, con los dedos de la mano derecha cruzados sobre los de la mano izquierda con la punta de los pulgares tocándose entre sí.

Cuando adoptemos la postura que hemos seleccionado, traemos nuestra atención a la respiración. Sentimos el aire entrando y saliendo de nuestro cuerpo. Nos situamos en el presente, momento a momento, respiración a respiración. Suena sencillo y lo es.

Prestamos atención plena en la inspiración y atención plena en la expiración. Dejando que la respiración suceda, observando, sintiendo todas las sensaciones, intensas o sutiles, asociadas a ella.

Es sencillo, pero no es fácil. Probablemente eres capaz de estar sentado horas frente a la televisión o en tu vehículo durante un viaje sin pararte a pensar en lo que estás haciendo. Sin embargo, cuando tratas de sentarte en casa sin nada donde poner tu atención, salvo tu respiración, tu cuerpo y tu mente, sin nada que te entretenga y sin un lugar adonde tener que llegar, lo primero que sientes es que al menos una parte de ti no quiere mantenerse así mucho tiempo.

Después de un minuto, o dos, o tres, o cuatro, el cuerpo o la mente habrán tenido suficiente y pedirán algo más, cambiar de postura o hacer algo completamente distinto. Es inevitable. Es en este punto cuando la observación de uno mismo se vuelve particularmente interesante y fructífera.

Normalmente, cuando la mente se mueve, el cuerpo le sigue. Si la mente está inquieta, el cuerpo está inquieto. Si la mente tiene sed, el cuerpo irá hacia la jarra de agua en la cocina o la nevera. Si la mente dice “esto es aburrido”, antes de que te des cuenta el cuerpo estará buscando algo para mantener a la mente feliz. También funciona al revés. Si el cuerpo se siente incómodo, se moverá a una posición más cómoda o le dirá a la mente que le encuentre otra cosa que hacer, y antes de que te quieras dar cuenta, estarás de pie.

Si estás verdaderamente comprometido con encontrar paz y relajación, te preguntarás por qué la mente se aburre tan rápido de estar consigo misma y por qué tu cuerpo está tan inquieto e incómodo. Te preguntas qué hay tras tus impulsos de llenar cada momento con algo. ¿Qué hay detrás de tu necesidad de estar entretenido cuando tienes un momento “vacío”, de dar un salto y marcharte, de volver al hacer y estar ocupado? ¿Qué impulsa al cuerpo y a la mente a rechazar el estar quietos?

No tratamos de responder esas preguntas practicando meditación. Lo que hacemos es simplemente observar ese impulso de levantarnos o los pensamientos que nos vienen a la mente. Y en vez de saltar y ponernos a hacer lo que la mente ha decidido qué es lo siguiente en la agenda, amable pero firmemente traemos de nuevo nuestra atención al vientre y a la respiración, y seguimos observando la respiración momento a momento.

Podemos reflexionar, durante un momento o dos, por qué la mente es así, pero básicamente estamos practicando, aceptando cada momento como es, sin reaccionar a cómo es.

Haciendo esto, estás entrenando tu mente a ser menos reactiva y más estable. Estás haciendo que cada momento cuente. Estás tomando cada momento como viene sin valorar ninguno cómo superior a cualquier otro. De esta forma, estás cultivando tu capacidad natural de concentración mental. Trayendo de nuevo tu atención a la respiración cada vez que se distrae, la concentración aumenta y profundiza, igual que los músculos se desarrollan levantando repetidamente pesas. Trabajando regularmente con (no luchando contra) la resistencia de tu propia mente aumenta la fuerza interior. Al mismo tiempo, estás practicando paciencia y practicando el no juzgar. No estás regañándote porque tu mente dejó de concentrarse en la respiración. Simple y directamente, traes de nuevo la atención a la respiración, amable pero firmemente.

Meditación no significa eliminar de un empujón nuestros pensamientos o construir un muro para que no nos lleguen y así mantener la mente tranquila. No tratamos de parar los pensamientos según emergen en cascada de la mente. Simplemente les dejamos un sitio, observándolos cómo pensamientos y dejándolos ser, usando la respiración como ancla, o “casa base” desde donde observar, para que nos recuerde estar concentrados y en calma.

Sigue en contacto con estas cápsulas de información que Lunes a Lunes te iremos brindando, para sepas mas del Mindfulness y sus beneficios. Si quieres un contacto más directo y vivencial, puedes hacerlo en la Escuela de Emociones y Meditación Mindfulness que funciona en @AsanaYogaCenter todos los lunes a las 5:30 p.m. en la Urb. Jorge Coll.

Que la luz se extienda para todos hasta la próxima…




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