17 Oct, 2017 | "Delenda est Cartago" (Hay que destruir Cartago), eran las palabras pronunciadas por Catón el Censor al terminar sus discursos, sin importar el tema tratado. Cartago fue una antigua colonia fenicia que floreció al frente del Mediterráneo, al norte de África, cuyo dominio marítimo era envidiado por los romanos, quienes la aniquilaron luego de heroicas luchas conocidas como Guerras Púnicas, donde mostraron todo su valor Aníbal por el lado cartaginés, y Escipión El Africano por Roma.

A nuestras Islas, en los 18 años de gobierno chavocastromadurista, pareciera que les cayó encima un enemigo más poderoso que todas las legiones romanas juntas, que la Peste Negra, un súper huracán, una marabunta o el meteorito que acabó con los dinosaurios.

Aquí no ha quedado piedra sobre piedra del antiguo esplendor que se generó primero con la Zona Franca y después con el Puerto Libre. De la Margarita de los sacos de mercancías, cajas de whisky, abundantes quesos de bola y chocolates de todo calibre, sacados por miles de turistas hacia Tierra Firme, solo quedan las añoranzas.

Ahora Nueva Esparta completa es una lágrima. O mejor dicho, en eso la convirtieron Chávez, Maduro, y los mandaderos rojos que por ceguera popular se instalaron en la silla asuntina. La miseria y la necesidad campean por todas partes y la gente luce en los rostros el hambre y la angustia. Sin embargo, rendirse, como en Matasiete, no es una opción, y los margariteños y cochenses estamos prestos para, bajo el nuevo gobierno de Alfredo Díaz, levantar nuestros pueblos y nuestro ánimo. Margarita, al contrario de la legendaria Cartago, sí debe ser reconstruida.