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Después de la Batalla de Matasiete
Ya con algunos días de descanso, y manteniendo siempre el objetivo propuso, el día 6 de agosto se pusieron en marcha las tropas realistas, esta vez bajan en dirección contraria a la anterior toman Porlamar, San Antonio y se dirigen hasta San Juan Bautista con el fin de apoderarse luego del Puerto de Juan Griego, donde los patriotas tenían la mayor parte de sus embarcaciones.
Verni Salazar

6 Ago, 2017 | Pablo Morillo comandante general del ejército español, al no lograr el objetivo de apoderarse de la Ciudad de La Asunción, el paso del Portachuelo y la parte norte de la Isla de Margarita, por la derrota sufrida en la tenaz lucha escenificada en Matasiete el 31 de julio de 1817 donde las dos divisiones españolas sufrieron muchas bajas, especialmente la de Canterac la cual estaba encargada de defender la parte izquierda, allí donde precisamente el ejército insular dirigió constantemente la mayor parte de sus fuerzas, decide retroceder a Pampatar para curar heridos, reconducir la estrategia y proveerse de municiones, la mayoría de las cuales estaban en las embarcaciones que estaban ancladas en la bahía pampatarense.

Morillo informa:

“El combate fue sangriento y tenaz; los rebeldes se batían desesperadamente siempre protegidos bajo sus baterías, haciendo fuego de cañón al mismo tiempo desde las de Caranta y Libertad, y estuvieron tan obstinados, que, a pesar de las repetidas pérdidas que sufrían en las cargas de sus caballerías, volvían a los ataques con tal furia que muchas veces estuvieron mezclados entre los cazadores”.
El parte del ejército Insular es:

“El resultado de esta larga acción fue que sólo 300 hombres de infantería protegidos por una corta caballería y por la Caranta derrotaron completamente a los 3.000 valientes con que Morillo nos amenazaba con total exterminio; acción gloriosa para las armas de la República, para timbre de los margariteños y lección que puede servir de escarmiento a los tiranos. Nuestra pérdida fue de cinco oficiales muertos de caballería e infantería, y diez heridos de las dos mismas armas, incluyéndose también sesenta soldados fusileros, y veinte de caballería que rindieron sus vidas cubiertos de honor y gloria. La del enemigo no bajó de quinientos entre muertos, heridos y dispersos”.

Ya con algunos días de descanso, y manteniendo siempre el objetivo propuso, el día 6 de agosto se pusieron en marcha las tropas realistas, esta vez bajan en dirección contraria a la anterior toman Porlamar, San Antonio y se dirigen hasta San Juan Bautista con el fin de apoderarse luego del Puerto de Juan Griego, donde los patriotas tenían la mayor parte de sus embarcaciones. El día 7 al amanecer toman el pueblo de San Juan no sin antes apoderase de la batería de Caraney ya casi abandonada por los margariteños los cuales se habían atrincherado entre La asunción, Santa Ana y Juan Griego después de la toma de San Juan, al tratar de dirigirse por El Maco hacia Santa Ana, el Portachuelo los margariteños le hicieron frente a las tropas de Morillo, el torrencial aguacero que cae impide la continuación de este enfrentamiento, ante tales condiciones adversas el ejército español decide retirarse por la izquierda para entrar a Juan Griego por la ruta de Las Cabreras y Pedregales, las tropas margariteñas le salen al encuentro.
Restrepo (1827), narra:

“Al día siguiente (8 de agosto) el ejército español continuó sus movimientos…Los espartanos de Margarita, que apenas eran 200 en aquel día, regidos por el Coronel Fermín, hicieron la más heroica y tenaz resistencia, especialmente en el fuerte de Juangriego, colocado en una altura. Varias veces obligaron a retroceder a las huestes españolas, que sin embargo de sus grandes pérdidas tornaban al combate. En medio de esta reñida acción incendióse el parque de municiones de los margariteños, lo que provino de la explosión de una mina que tenían preparada para prenderla en el último extremo. Incautamente se le puso fuego antes de tiempo: muchos soldados volaron, se introdujo el desorden y el desaliento en los demás, que huyeron por varias direcciones. La caballería española, que estaba preparada y que tenía a su frente al mismo General Morillo, los persiguió en una laguna de poco fondo, a donde se refugiaron muchos dispersos. Allí todos fueron degollados sin que ningún patriota diera la menor muestra de debilidad ni implorara clemencia del vencedor (...) Todo lo que había en Juangriego cayó en poder de los españoles que incendiaron y saquearon este pueblo: destruyeron también cuanto existía en él que pudiera ser útil a sus moradores, en odio, según decían, de su rebelión. El pueblo de San Juan tuvo la misma suerte".

Morillo continuaría en la isla de Margarita hasta el 17 cuando emprende su retirada.




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