27 May, 2017 | En texto anterior nos referimos a un aspecto original, sin embargo, marginado o soslayado en la gran mayoría de los trabajos y comentarios, de analistas en el examen de la profunda crisis que estremece y mantiene en crispación a Venezuela. Tratamos de introducir, desde el ámbito específico de la ideología marxista, y citando los aportes de Trostky, Gramsci y Djilas, el concepto de la “nueva clase”.

Este estrato, que en lo más alto de la pirámide social, parasita el Estado, se adueña de la plusvalía de las empresas expropiadas, y se entroniza e intenta eternizarse en el poder. Es la llamada “nomenklatura”. Casta de burócratas y sus familiares y relacionados, como la clientela de los patricios en la antigua Roma, que brota como una excrecencia perversa en el seno de la sociedad supuestamente socialista, y al final, corrompe y termina destruyendo el sueño de una sociedad justa, abierta, solidaria y democrática.

El otro ángulo sobre el cual querríamos detener esta vez nuestra atención, y llamar la de nuestros amables lectores, no es menos importante y trascendental. Es aquél que atañe directamente al texto de la “por ahora “ y “hasta ahora”, “Carta Magna”, la CRBV, y la cual regula el funcionamiento de los poderes públicos. Es decir, el comportamiento jurídico e institucional del Estado venezolano.

Tras el huracán victorioso, lleno de esperanzas e ilusiones que empinó al Cdte. Chávez (q.e.p.d.) al poder, se planteó clara y resueltamente la iniciativa de convocar a una asamblea nacional constituyente. La cual debería, caso de ser aprobada mayoritariamente la opción mediante el voto universal, directo y secreto del pueblo soberano, redactar un nuevo texto constitucional. Este a su vez tendría que ser de nuevo aprobado con el mismo sistema de votación por el soberano. Precisamente lo que ocurrió.

El domingo 25 de abril de 1999 fue consultado el pueblo. Se realizó un referendo, con dos preguntas: “¿Está de acuerdo con establecer una asamblea constituyente?” y “¿Está de acuerdo con las bases comiciales establecidas?” Ambas preguntas fueron respondidas afirmativa y mayoritariamente por el pueblo. Finalmente, en diciembre de aquel mismo año, el nuevo texto constitucional fue sometido, como indicáramos arriba, a referendo.

Siendo este aprobado con un 71,7% de los votos, es la vigente CRBV. Lo que intenta realizar el gobierno del presidente Maduro, con la solícita anuencia o aquiescencia del CNE, es alterar el texto constitucional que fija los requisitos indispensables a fin de convocar a una ANC. Se crean no previstos e irregulares modos para la escogencia de los nuevos constituyentistas. Saltándose la talanquera, como es el respeto a la CRBV, creación del Cdte. Chávez, el gobierno de Maduro ha llamado a la hora cero, no de una Constituyente, sino de una “Sustituyente”.