20 May, 2017 | Así como andas en piloto automático haciendo cosas, de esta misma manera anda tu forma de comunicarte, dices cosas que tú mismo no eres consciente de ello. Por esta razón, dejas de considerar el impacto, positivo o negativo, que pueden tener tus palabras al usarlas para el progreso y bienestar de tu vida.

Una inadecuada elección de tu lenguaje y frases como: “no puedo”, “soy un perdedor” “no debo”, producen un efecto negativo en tu psiquis, el cual modifica tu mente.

Cuando en tu cotidianidad emites palabras positivas, motivas la parte del lóbulo frontal, cuya función está implicada en los componentes motivacionales (motivación) y conductuales (conducta) del sujeto; por lo que si se produce un daño en esta estructura puede suceder que el sujeto mantenga una apariencia de normalidad al no existir déficits motrices, de habla, de memoria o incluso de razonamiento. Sin embargo, podría crearse una importante falla en las capacidades sociales y conductuales.

Lo importante de emplear palabras positivas en tu día a día es precisamente que, motiva esa área de tu psiquis, la cual te hace consciente y te permite diferenciar tú mismo, las frases que te aporten o te restan un beneficio en tu vida. A su vez, esto transforma, de manera positiva, la toma de decisiones seguras y asertivas.

Hasta aquí hemos hablado del efecto que tienen las palabras positivas en tu vida. Ahora veamos la parte negativa de ellas y su impacto en tu día a día.

Con una sola palabra que tú pronuncies, esta tiene el poder estimular tus sentidos los cuales regulan tu estado emocional. La mayoría de las veces dices cosas negativas por decir, sin saber que esto influye en tu parte hormonal, lo cual afectan el área de tu garganta y dispara a tu cuerpo diferentes tipos de sensaciones y emociones como la rabia o el miedo. Claro, de vez en cuando tener una dosis de estrés te acelera el ritmo y protege ante ciertas adversidades. Por ello, es importante saber a qué tipo de estrés te sometes a diario.

Como siempre digo, nunca es tarde para aprender nuevos y desaprender viejos hábitos. Lo más importante de todo es que puedes reprogramar tu cerebro de nuevo y las veces que quieras. Para aprender un nuevo hábito, lo más recomendable es por un periodo de tres meses, para así sacarle mayor provecho al uso de tus nuevas palabras positivas e integrarlas a tu cerebro. Enfoca tu atención y energía a lo positivo en vez de dedicarle el tiempo a lo negativo.

Si quieres un cambio, una vida próspera y llena de energía positiva, ya tienes una idea de lo importante que es para ti el uso adecuado de tus palabras. Esto hace que tus proyectos fluyan con más facilidad y te podrás sentir más seguro de ti y tus logros.

¡Tú ya puedes lograrlo!