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¿Qué le pasó al cuarto poder?
En Venezuela no hemos tenido el exterminio físico de periodistas, pero sí ataques y presiones a los medios por parte de las estructuras del poder, sobre todo en las últimas décadas. La sanción a la cadena RCTV es una herida que aun, después de años, no termina de cerrarse en el colectivo social.
Roberto Calvarese

21 Feb, 2017 | Nadie puede discutirme que la importancia de los medios de comunicación social en los últimos años ha venido mermando en su influencia social, entre otras razones desde el surgimiento de las redes sociales, que han permitido una interactuación masiva y directa entre las poblaciones, sus interlocutores (políticos, sociales, culturales, religiosos, etc.) y la divulgación y comprensión de las noticias. El monopolio de la verdad ha pasado a otras manos, lo que no significa que estemos mejor informados. El bombardeo de noticias y rumores no confirmados, de forma permanente, nos somete a un ataque constante de noticias que el cerebro humano, a pesar de su milagrosa capacidad, no logra analizarlas ni entenderlas a cabalidad.

La mala praxis de la profesión del periodismo también ha ayudado al descrédito de algunos medios, porque la parcialidad y los intereses personales de algunos editores han socavado el análisis objetivo y veraz que una información requiere. La divulgación manipulada de columnas o la inserción y opinión subjetiva del periodista dentro de la propia noticia no ayudan en la mirada crítica que hoy hacen los jóvenes a los medios tradicionales de comunicación.

Sumemos a ello, la “alergia” a las críticas o a la divulgación de realidades, que incomodan a los gobernantes de turno, y esto nos lleva al ejercicio de una profesión que se ubica incluso en algunos países como profesión de riesgo para la integridad física de los comunicadores. En el continente americano tenemos la triste historia, por ejemplo, de las dictaduras militares del cono sur, en donde muchos profesionales se dieron por refugiados o asilados, otros por desaparecidos y muchos también fueron cómplices de las vagabunderías de sus militares en el respeto de los derechos humanos. La guerra civil colombiana deja una larga lista de periodistas eliminados por los paramilitares o la guerrilla. En México, hoy más que nunca, el ejercicio de la profesión de aquellos que pretenden divulgar las horribles realidades de las mafias y las drogas, representa un peligro para sus vidas.

En Venezuela no hemos tenido el exterminio físico de periodistas, pero sí ataques y presiones a los medios por parte de las estructuras del poder, sobre todo en las últimas décadas. La sanción a la cadena RCTV es una herida que aun, después de años, no termina de cerrarse en el colectivo social. El tema de la distribución del papel y el acceso de divisas para alcanzarla, a nivel local, es una velada advertencia que conlleva a un “manejo prudente” de los medios. América Latina, así como vivió una expansión del pensamiento izquierdista en posiciones de poder en la última década, también vive una onda de presión en contra de los medios de comunicación. Rafael Correa desde Ecuador ha presionado con acciones y demandas multimillonarias a sus editores enfrentados, algunos de cuyos propietarios han tenido que huir a Estados Unidos. Cristina Kirschner se inventó una ley de medios para acallar a los propietarios de periódico Clarín, enfrentados en pugnas políticas que no trajeron nada bueno a la sociedad argentina.

La llegada de Trump, en Estados Unidos, al poder no ha hecho sino empeorar en el continente americano el papel de los medios en la política activa. Desde mi punto de vista cometieron las grandes cadenas americanas de comunicación (CNN, CBS, New York Times, etc.) un error imperdonable, al perder su rol de comunicadores objetivos y convertirse descaradamente en críticos de la candidatura de un magnate por el que nadie apostaba a ganador, primero en sus bases republicanas y después con su rival Hillary Clinton. El Sr. Trump, con su desbocado manejo de la plataforma Twitter, parece creer que tiene cubierta su política informativa, sin saber que esa guerra entre la Casa Blanca y los medios no traerá nada bueno a la sociedad americana.

La premier alemana Angela Merkel, ante este sombrío panorama mundial por el lado occidental y la creciente represión a los medio que actualmente sacude a Turquía, por el lado oriental, ha expresado rotundamente que será la cultura liberal emanada de las últimas décadas la que saldrá dañada junto con el derecho a la libertad de expresión y los derechos humanos. Nunca en la historia movimiento político alguno, basado en la extrema derecha o extrema izquierda, ha traído a largo plazo ventajas para el desarrollo de la humanidad, por lo que este ocaso actual de los medios quizás nos lleve de ahora en adelante a períodos grises en el ejercicio del derecho de los pueblos a estar informados.




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