20 Sep, 2016 | Cuando se reunieron 51 países al finalizar la II Guerra Mundial, el 24 de octubre de 1945, en la ciudad de San Francisco, nunca se imaginaron al suscribir su Carta de las Naciones Unidas, que esta organización se convertiría en la mayor organización mundial, con muchos otros países anexionados posteriormente, para garantizar la cooperación internacional en Derecho Internacional Público, Paz, Seguridad, Desarrollo Económico, Asuntos Humanitarios y Derechos Humanos.

Si bien la ONU es el Foro Mundial por excelencia, es también conocida su falta de democracia interna en la toma de decisiones. La culminación de la Guerra Mundial justificó que un grupo de 5 naciones fuesen garantes de las decisiones y del derecho a veto de cualquiera de ellas por el fracaso de la llamada Sociedad de Naciones, en los años 30, en evitar un conflicto que trajo más de 40.000.000 de personas fallecidas.

En su momento histórico logró que la organización cogiese impulso y creciera a los niveles de hoy en día, sin embargo ese mecanismo de control absoluto que desde el Consejo de Seguridad ejercen USA, Rusia, China, Francia o Inglaterra le restan credibilidad actualmente y existen muchos ejemplos de situaciones de extrema crisis mundial o de emergencias causadas por guerras civiles, etc., en donde la población ha sufrido hambrunas o se han perdido vidas de civiles, por los vetos de algunos de los países antes nombrados.

Es por ello que resulta muy oportuna la primera conclusión que firmaron las delegaciones a la recién culminada XVII cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) en cuanto a la ampliación del Consejo de Seguridad, con la participación de potencias emergentes como por ejemplo Brasil, India, Japón, etc., la democratización del sistema de elección de las autoridades que representan a la organización, así como impulsar una agenda de cultura para la paz y defensa en la autodeterminación de los pueblos.

Las Naciones Unidas es el único organismo en donde Presidentes y Primeros Ministros asisten voluntariamente a New York para dar sus discursos, escuchar y hacerse oír en la comunidad mundial.

Ahora bien, su democratización también incidirá en los aportes mil millonarios que deberán ser repartidos de manera más amplia entre todas las naciones, es decir que a mayores derechos mayores serán también los deberes de cada país y el punto es importantes porque son muchos los obstáculos que anualmente atraviesan en la ONU para cobrar a los países las cuotas de contribución anual.