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Adultos mayores al volante: ¿peligro?
La Red Latinoamericana de Gerontología plantea que la edad en sí misma no es invalidante y lo apropiado es considerar las condiciones psicofísicas.
Redacción | Nota de prensa

Foto: GÉNESIS VELÁSQUEZ

Entre los 60 y los 75, se producen dificultades, pero no constituyen un aumento en los accidentes. / Foto: GÉNESIS VELÁSQUEZ

7 Jul, 2016 | El marcado envejecimiento poblacional, las mejores condiciones de salud y una actitud proactiva de los adultos mayores llevan a que encontremos cada vez más conductores de edad y con una creciente molestia frente a la idea de tener que dejar de manejar.

Según una publicación de la Red Latinoamericana de Gerontología, seguir conduciendo un automóvil se asocia con la posibilidad de desplazarse, viajar, comprar; lo que redunda en un control de la vida cotidiana. Así como, dejar de conducir, especialmente en los varones, puede generar síntomas depresivos, implicando una pérdida de autonomía y seguridad.

Sin embargo, del otro lado se requiere el cuidado de la seguridad vial y es allí surge la interrogante de cuáles son las dificultades de este grupo de adultos mayores. Cuando las estadísticas muestran que las capacidades se modifican a lo largo del tiempo y que no siempre los accidentes se deben a factores asociados con la edad.

De acuerdo con lo publicado los varones jóvenes son los causantes y víctimas de los principales accidentes de tránsito, la mayor parte de las veces por decisiones desacertada; mientras que entre los 60 y los 75, se producen dificultades en los giros a la izquierda, en las ubicaciones y cambios de carril o pequeños roces en el estacionamiento, debidos a dificultades en la atención múltiple o en la precisión sensorial, pero sin que constituya un aumento en los accidentes. entre los 60 y los 75, se producen dificultades en los giros a

De todas maneras, la edad en sí misma no es un criterio invalidante y lo apropiado es considerar las condiciones psicofísicas. Entre las causas más habituales se encuentran los problemas de la vista, el oído, la fuerza muscular o la ingesta de medicamentos, los cuales además de su asiduidad, resultan más fáciles de detectar cuando se otorgan las licencias de conducir.

Sin embargo existen factores cognitivos, como la capacidad de concentración, el aumento del tiempo de reacción, la coordinación visomotora o la resistencia a situaciones de estrés en el manejo, que pueden ser poco medidos o muchas veces no se utilizan estudios específicos para evaluarlos.

Los cambios en la cognición no se asocian necesariamente con perfiles patológicos, sino con variables esperables en el proceso de envejecimiento, como una menor capacidad de respuesta ante estímulos múltiples y de inhibición de distractores, o mayor lentitud para decidir maniobras ante situaciones complejas que pueden dificultar o surgir durante el manejo.

Según lo publicado en www.gerontologia.org sería factible contemplar la concesión de licencias que permitan manejar de día y no de noche, evitar el acceso a sectores de alto transito, limitar de velocidad, entre otras recomendaciones, como muchas veces se realiza con los principiantes. Factores que no limitarían necesariamente la capacidad total de conducción sino la posibilidad de adaptarse.

Hoy en día es posible ejercitar las diversas capacidades que intervienen en el manejo a través de ejercicios cognitivos y realizar ajustes del automóvil en función de los recursos físicos del conductor.

Recomendación

La evaluación y el entrenamiento de habilidades en la conducción tienen como objetivo conocer, visualizar y valorar las dificultades y los recursos existentes a través de un estudio del conductor y su capacidad de manejo.

En este se seleccionan alternativas que eviten la sobrecarga de estrés o cansancio producida ante deficiencias sensoriales y cognitivas, como no manejar en ciertas zonas o detectar los síntomas de cansancio o embotamiento.

De igual manera buscan entrenar estrategias que vuelvan más eficaz la atención a múltiples señales y aminorar los niveles de estrés, y se compensan las limitaciones a nivel de la concentración evitando distractores, algunos tan sutiles como escuchar la radio o conversar.

La inclusión de los mayores es un desafío que requiere de la adecuación de la sociedad y de los individuos en pos de una calidad de vida que, de cumplir los años suficientes, nos alcanzará a todos




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