Porlamar
29 de abril de 2024





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El bagre se está arrimando por los lados de Los Frailes
Lo que Neimer Zabala aprendió de sus abuelos, lo pone en práctica Cada vez que sale a navegar. Esta semana logró una calada de 200 kilos de bagre.
Angélica Villarroel Buttó | @angelicvillabut

Foto: SHADIA TARBEIN

Para Zabala es más fácil vender el producto marino a los caveros. / Foto: SHADIA TARBEIN

14 May, 2016 |Una calada de 200 kilos de bagre logró capturar el equipo de pescadores liderado por Neimer Zabala, en una faena emprendida esta semana en las aguas de Los Frailes.

Aunque los marineros son de la comunidad de La Isleta, siempre acostumbran desembarcar el producto de su labor en playa Valdes, al lado del Morro de Porlamar, municipio Mariño, donde hacen negocio con los caveros.

Zabala, mientras despachaba las cestas de bagre a los compradores en esa bahía, comentaba al equipo reporteril del Sol de Margarita que de lunes a sábado se dedican a navegar desde las tres de la tarde hasta las cinco de la tarde para ir a colocar los palambres al mar.

“Luego nos regresamos a la playa y volvemos al mar al día siguiente a eso de las cuatro de la mañana para regresar a tierra con el pescado bien temprano”, dijo.

Zabala lleva unos diez años trabajando la pesca de manera formal. Cuando niño se iba con sus abuelos materno y paterno, Eugenio González y Neptali Zabala, a pescar a mar adentro.

“A mi me gustaba ir a la faena con mis abuelos. Con ellos aprendí trabajar con el palambre y trenes abolladores que sirven para agarrar jurel además de otras especies marinas”, expresó el pescador.

Entre familia

A este pescador margariteño lo acompañan sus primos cada vez que sale a pescar en su peñero que lleva por nombre “Mi niña Karina”, en honor a su nieta.

Su esposa, Florennys Reyes, se levanta casi todos los días en la madrugada a prepararle el café para que se lo lleve a su jornada en el mar. El brebaje lo comparte con el resto de sus compañeros de labor pesquera en el bote.

Tiene dos hijas adultas y confesó que si hubiese tenido un hijo “no lo hubiese puesto a pescar”. Reconoció que el trabajo como pescador es recompensado económicamente y que no menosprecia a nadie, pero recomienda a las generaciones futuras a emprender el camino de los estudios.

El pescador de 40 años de edad, refirió que por 20 años fue camionero distribuyendo productos como jugos pasteurizados entre los comercios del estado Nueva Esparta.




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