El agricultor estima que dentro de dos semanas recogerá la cosecha de chaco para comenzar su comercialización. / Foto: GÉNESIS VELÁSQUEZ

3 May, 2016 | De niño, Luis Rodríguez soñaba con tener su propio tractor y lo logró en 2008 con el resultado de las ventas de una producción de tomate margariteño, la cual superó los 7.000 kilogramos.

Rodríguez confesó que actualmente la producción no se iguala con años anteriores. En sus terrenos ubicados en El Barro, vía playa Guacuco, cultiva especies como ají dulce margariteño, chaco, yuca, guanábana, entre otros.

Comentó que en el caso de la siembra de ají, “tenía plantadas 7.000 matas y ya solo me quedan 3.000, porque a medida que cada mata va terminando su ciclo de cosecha, se va cortando”.

Señaló que en otros tiempos recogía entre 500 y 600 kilos de ají semanalmente, “pero ahora solo se producen 100 kilos en la semana”.

En el semillero tiene sembradas casi 4.000 plantas de ají para trasplantarlas en un par de días a los terrenos.

A punto de recoger

Sobre la próxima zafra, faltan dos semanas para que este agricultor margariteño de 45 años empiece a recoger la cosecha de chaco, la cual luego comercializará a los comerciantes de la zona.

Indicó que tiene 500 matas sembradas. El cultivo de 200 plantas de yuca estará listo para producir en cuatro meses, ya que su tiempo de crecimiento es de seis meses.

Próximamente

Tomate margariteño y patilla tipo santa amelia, son los dos rubros que muy pronto sembrará este trabajador agrícola del sector El Barro.

Rodríguez explicó que las semillas de patilla son importadas porque no las encuentra en la Isla ni en otros estados del país.

Proyectos

Como parte de sus proyectos, Rodríguez indicó que trabaja en mejorar y producir grandes cantidades con el propósito de ofrecer más al consumidor y, por otra parte, generar ingresos para mantener la siembra y su hogar.

“Llevo cuatro años produciendo en cantidad y no pienso dejar de hacerlo”.

Anécdotas

“Me mandaban a la escuela y no entraba a clases, me quedaba afuera esperando que se hiciera la hora para llegar a casa porque lo único que yo quería hacer era estar en el campo trabajando”, contó el agricultor, al mismo tiempo que refirió que sus padres siempre quisieron que él estudiara.

Su padre, Antonio Rodríguez, sembraba patilla para venderla en tierra firme. De su progenitor fue de quien heredó el amor por la actividad agraria, aunque por un tiempo quiso ser militar.

“Aprendí a usar el tractor con una familia española”, comentó Rodríguez.

Animales

Además de comercializar verduras, hortalizas y frutas, Luis Rodríguez también se encargaba de criar pollos para la venta. Hace un tiempo desistió de hacerlo debido a la escasez de insumos, como pollarina y engorde, para alimentarlos. “Quedé criando en pequeñas cantidades únicamente para el consumo de la familia”.

Actualmente posee en sus terrenos cuatro vacas para mantener cortado el pasto.