Porlamar
24 de abril de 2024





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“Chaelo” y sus taparos
Para un gentío como Genaro el de Inesita, fue una mantequilla copiarse de las películas en blanco y negro que pasaban “Choro” -el de Petrica- y “Chemané”, en el Cine Popular Altagracia.
Mélido Estaba Rojas melidoestaba@gmail com

8 Abr, 2016 | Aunque muchos constitucionalistas modernos lo nieguen, esta Isla da pa´eso y mucho más, y es precisamente por esa premisa, que el margariteño le vela el salto a los problemas, para pasar agachao ante tanto coroto malo que el enemigo aquel zumbó a objeto de sacarnos de la vereda correcta. En estos días, pasando frente a la casa de “Loña”, ahí donde se trasnochan las ilusiones de tantas historias jateras, vi a Rafael Velásquez Rojas – pa´ mejor decir “Chaélo el de Carmita”- portando sospechosamente un mapire reformado en el que destacaban frente al buen conocedor: cuatro taparos bocones, terminados en tapas de tuza y remiendos de cachipo. Me dio hasta pena abordarlo y viré hacia la casa de Barbarita, para librarlo de su penuria.

“Chaelo” sudaba, como alentando los tiempos del inocente contrabando que nos hizo tan felices y envidiados; estornudó, no sé si disimulando o afectado por el polvorín del pretencioso mapire vallero. Cuando se lo comenté más tarde al glorioso Hirám Mata, bajo la tranquilidad del sol tormentoso en el banco de Domitila (el único que no tiene posibilidades de quebrar porque la gente se sienta en él sólo cuando hay sombra… y ahí nomás caben dos) se destapó recordando los tiempos de los sesenta, cuando Luis “Ñea” era copiloto del camión que repartía agua llegada por Juangriego vía gabarra, y los muchachos acondicionábamos parrillas de bicicletas, con un tronco de cuica, para encaramarle tos tambores y embalar a venderlos por un cuartillo. Mira muchachooo… ¡no seas ingrato! ¿No me los dejas por dos centavos? Preguntaba la señora Petronila, mientras mataba bachacos vividores y chupasangre en el pretil de su casa.

Para un gentío como Genaro el de Inesita, fue una mantequilla copiarse de las películas en blanco y negro que pasaban “Choro” -el de Petrica- y “Chemané”, en el cine Popular Altagracia, en las que aparecían unos chinos feísimos cargando no se qué en dos tamborcitos a fuerza de lomo. Así inventamos en mi pueblo el “pingo”: un palo de guatapanare por sobre el pescuezo y ganchos en cada extremo, para levantar dos baldes de agua, como lo hacían los amarillos en sus cintas por aquellos campos, en los que se desarrollaba la trama de apasionantes culebrones que importaba Félix Rojas. “Chaelo” sigue sudando para llenar los tinajones casa de “Loña”, mientras hoteles prestigiosos margariteños tienen las piscinas como taparos para guardar agua. ¡Me voy a hacer la cola donde los chinos!




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