De lunes a viernes las damas de azul recorren los pisos del hospital. / Foto: GÉNESIS VELÁSQUEZ

17 Feb, 2016 | Para quienes pensaban que la jubilación era el fin, este grupo de mujeres valerosas demuestran que ahora es cuando hay vida y fuerza para seguir trabajando por el prójimo. Algunos las ven como unos ángeles, otros como una amiga de baile, pero todas concentran cualidades que las convierten en seres humanos excepcionales dispuestas a dar antes de recibir.

El trabajo social o voluntario es su vida. Desde distintas plazas, las damas de la ONG Acción Voluntaria del Hospital Luis Ortega de Porlamar, así como las Damas Salesianas entregan sus días a sus semejantes, sin otra retribución que la satisfacción de haber ayudado, ya sea a un paciente infantil, adulto o a un abuelito. Siempre con una sonrisa y las ganas de tender esa mano amiga.

Hildelba Martínez, presidenta de la Asociación Damas Salesianas (ADS) de Pampatar, dirige el Centro Virgen de El Valle dedicado al cuidado diario de los abuelitos, junto con un grupo de mujeres que asumieron hace 18 años el compromiso de abrir el primer espacio salesiano a escala nacional para el cuidado de los adultos mayores.

Para Elba Pérez Páez, integrante de esta asociación sin fines de lucro, el trabajo voluntario es una labor bellísima porque es el espacio para reconocer y darles valor a esas personas que por una u otra circunstancia carecen de ese amigo que los escuche o dé un abrazo.

Para cada una de estas mujeres, el voluntariado va más allá de una actividad social porque, además de brindar ayuda, estos grupos promueven que las voluntarias compartan historias y tiempo, así como que se conviertan en espacios para su crecimiento personal.

“Estos nos hace sentir jóvenes”, confesó Eunice Quijada, integrante de la directiva de la ONG Acción Voluntaria del Hospital Luis Ortega de Porlamar, en referencia al trabajo diario que realizan con los pacientes del centro de salud.

Otra de estas voluntarias hospitalarias, Petra Meneses de Marín, ve esta oportunidad de brindar ayuda como una forma de crecimiento personal pues, a su juicio, del trato con los cientos de pacientes, obtienen paciencia, fortaleza, humildad y vocación servicio.

Adiós a las creencias de que con la entrada de los 60 se acaban las actividades productivas, pues los voluntariados son ventanas para un nuevo despertar donde la atención al prójimo sirve para activar y dinamizar la vida de cada una de estas mujeres.

Apúntate

La vocación de servicio no solo se encuentra en las mujeres de la tercera edad. El voluntariado está en todos y por ello, tanto las damas de la ONG Acción Voluntaria del Hospital Luis Ortega de Porlamar como la Asociación Damas Salesianas de Pampatar invitan a la comunidad neoespartana a sumarse a este trabajo que llenará de satisfacción sus corazones.

Estos grupos de voluntariado no buscan reconocimiento o remuneración, solamente la dedicación para ayudar a las personas y llenarlos de amor, llevarles esa palabra amiga.