Los trabajadores de los restaurantes manifestaron su preocupación por el alza de los precios de los insumos. / Foto: DANIEL RAMÍREZ

24 Ago, 2015 | Comer en la calle se ha convertido en un lujo para la mayoría de los neoespartanos, y esta situación ha comenzado a afectar a los restaurantes y locales de comida rápida en la región insular. Para los encargados de estos negocios es notable cómo las ventas han bajado en comparación con otros años y cómo sostener este tipo de negocios se hace cuesta arriba.

Karla Carré, encargada de Brasas Grill, explicó que mantener precios en un restaurante de parrillas es complicado en esta época; a pesar de esto señaló que buscan hacer contacto directo con los mataderos para evitar intermediarios y conseguir precios más accesibles.

Agregó que el lomito puede ser adquirido la punta trasera en Bs 2.300 y la parrilla para dos personas en Bs 1.900.

Por su parte, José Gregorio Ruiz, gerente de Orange Buffet, dijo que el volumen de gente durante esta temporada es mucho menor este año por lo que las ventas no han sido las esperadas. Indicó que el movimiento ha sido aceptable pero lo difícil es sacarle la utilidad.

"La gente pasa y mira, compara precios y ve qué les conviene dependiendo de su disponibilidad monetaria. Quedó atrás la época cuando uno comía lo que le provocaba, los únicos que se dan ese lujo de comer sin mirar precios son los brasileros o los turistas internacionales que nos visitan".

Mientras que Jesús Galatón, gerente de Pronto Express, agregó que trata de conseguir todos los ingredientes económicos para así poder ofrecer platos a precios más asequibles. "Aquí se vende por peso, por lo que la gente puede ajustarse a lo que se comerá y gasta entre 500 y 600 bolívares".