Porlamar
19 de mayo de 2024





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Serenata para la tierra de uno
Canté mientras el agua refrescaba cada uno de mis poros. Canté mientras respiraba gracias a quien la escribió y a quien la hizo suya con su todo: María Elena Walsh y Mercedes Sosa.
Dalal El Laden | dalalelladen.blogspot.com | ladendalal@hotmail.com

18 Jul, 2015 | "Porque me duele si me quedo/ pero me muero si me voy/ por todo y a pesar de todo/ mi amor, yo quiero vivir en vos".

Perdí la cuenta de cuántas veces la escuché esta mañana, después de haber paseado a Catira y regresado a la cama para estar en ella "sólo diez minutos"; allí, echada, encontré este poema hecho canción, y mis ojos –que me saludaban desde el negro de la pantalla del celular- desearon terminar de cerrarse ante esa voz que se ha ido y no a la vez, porque continúa arrullándome con su sentir hecho palabra, arrullo que –como otras tantas veces- hoy me jaló a seguir sobre el desorden del edredón entre el libro entre las sábanas bajo la almohada bajo mis cabellos.

"Por tu decencia de vidala/ y por tu escándalo de sol/ por tu verano con jazmines/ mi amor, yo quiero vivir en vos".

Y allí seguía yo, toda anestesiada, y ya no era muy temprano. Chiquita aterrizó, movió una por una sus manos para oprimir delicadamente mi pecho, y besó las mías –que sujetaban al aparato desde donde venía la guitarra con cada letra- recordándome con cada ronroneo que yo ya tenía que levantarme.

"Porque el idioma de infancia/ es un secreto entre los dos/ porque le diste reparo/ al desarraigo de mi corazón".

Canté mientras el agua refrescaba cada uno de mis poros. Canté mientras respiraba gracias a quien la escribió y a quien la hizo suya con su todo: María Elena Walsh y Mercedes Sosa. Canté mientras tomaba el acondicionador en lugar del champú.

"Por tus antiguas rebeldías/ y por la edad de tu dolor/ por tu esperanza interminable/ mi amor, yo quiero vivir en vos".

Canté mientras yo me acercaba mi vestido, mientras yo me suplicaba recordar si me había enjabonado el cuerpo.

Canté mientras abría la puerta para volver a cerrarla, dejando a mis niñas con el eco de la magia que esas dos almas me (nos) han regalado.

"Para sembrarte de guitarra/ para cuidarte en cada flor/ y odiar a los que te castigan/ mi amor, yo quiero vivir en vos".

Canté,
canté,
canté la serenata
y finalmente salí y le sonreí –como desde hace mucho, mucho no lo hacía- a esta tierra-su tierra-mi tierra-tierra de todos los que la tenemos aquí, muy, muy dentro.

Texto publicado en diciembre de 2012.




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