5 Jul, 2015 | "Vamos a empezar por el principio. Todos somos iguales ante la Ley. Hombres y mujeres, negros, blancos y amarillos, todos en este país tenemos los mismos deberes y derechos debidamente establecidos en la Constitución Nacional, y reglamentados en un amplio cuerpo de leyes donde está toda la normativa para la convivencia de los ciudadanos en comunidad y para regir la actuación de los entes públicos y privados. Todo está allí. Y para hacer cumplir esa legislación y defender los derechos de la gente, fue que elegimos al gobierno".

No sé qué mosca le picó al tío Caballo Rojo, pero viene muy académico. "No se burle que la vaina es seria. Un país como el nuestro, donde todos los derechos están bien claritos en la Constitución, lo único que se necesita es un gobierno que los respete y haga respetar. Pero cuando tú ves que cada vez que algo no le cuadra o cuando se quiere embochinchar al país y sembrar temores en la población, cambian una Ley o crean otra, entonces tenemos un gobierno que no le sirve al ciudadano".

Comenta que el actual régimen se ha vuelto tan descarado que ha desdibujado a los demás poderes públicos y en el caso del Legislativo es peor, porque otras dependencias están creando leyes y disposiciones que pasan por encima de la propia Constitución.

“El CNE es un vivo ejemplo, con su resolución sobrevenida que obliga a los partidos a postular mujeres para al menos el 40% de las diputaciones. Ese organismo no puede legislar ni dictar resoluciones que violen los derechos de los demás ciudadanos para favorecer a un sector de la población. Supongamos que María José y yo somos militantes del partido Vivaracho y ambos queremos ser diputados por el mismo circuito, pero si por cumplir con el porcentaje le dan preferencia a Marucha, se estaría violando el principio de igualdad. El asunto sería más grave aún si, por ejemplo, María y yo hubiésemos competido previamente en unas primarias”.

Dice Caballo que la igualdad de género no se logra con decretos, sino con formación ciudadana en las escuelas, con estímulo a la participación en el seno de las comunidades, dando oportunidades de estudio y formación y estimulando el desarrollo de la personalidad humana con criterio propio y libre albedrío, para que cada quien, hombre o mujer, decida qué camino seguir en la vida. “Cuando un gobierno recurre a tramposerías como esta del CNE, reconoce abiertamente su fracaso y su convencimiento de que ha perdido el favor del pueblo. Lo demás son pendejadas. ¡Así mismo es!”.