3 Jul, 2015 | La que pretendieron meterle a los venezolanos Maduro, Cabello y Rodríguez al afirmar, con su cara bien lavada, que cerca de 4 millones de revolucionarios acudieron a votar en sus primarias cuando, y todo el mundo pudo comprobarlo, la cifra máxima apenas superó los 900 mil votos. Hay que repetirlo hasta el cansancio: mienten.
Resultado, indiscutible, de la desesperación que los consume. La de saber, sin lugar a dudas ya, que serán derrotados por millones de venezolanos, no virtuales, sino de carne y hueso, realmente hastiados de ser víctimas sin culpa alguna de una crisis generada por los que desde hace tristes, penosos y desgraciados dieciséis años convirtieron a Venezuela en una nación donde la corrupción, la inseguridad y el totalitarismo es lo que reina, dejadas de lado como fueron la democracia, la Constitución, el respeto y los derechos humanos.
Una descomunal mentira, que les ha ganado toda clase de calificativos: desde embusteros y falsarios hasta fantasiosos, desprestigiados y pésimos trastocadores de realidades. Aunque poco les importe.
Una descomunal mentira que los coloca entre los que, pretendiendo que todavía queda gente boba en el mundo, insisten en declararse dueños de la verdad y por tanto lo que afirman deba ser cierto. Una descomunal mentira que, en la práctica, los muestra perdedores, vencidos de antemano. Obligados a construirse un pedestal sostenido por columnas de arena. Ya divagando sobre el poder que tuvieron y no supieron fortalecer con hechos concretos, sino a punta de engaños que el pueblo les fue uno a uno descubriendo y rechazando. Iracundos al constatar que perderán la AN y después el Gobierno.
Maduro, que asegura saber quién, cómo y por quién vota la gente; Cabello, atropellando el lenguaje, tratando de obligar se le acepte, a la machimberra, sus explicaciones que son más bien órdenes, y Rodríguez queriendo tratar a la gente como pacientes a los cuales pretende hipnotizar, son claro retrato de lo que al interior del gobierno, de la revolución y del partido oficialista ocurre. Por eso, a la descomunal mentira se le enfrentará la mayoría nacional, en la cual se inscriben, y por bojotes, militantes rojos, venezolanos tan cansados de sufrir como los opositores.