Porlamar
18 de mayo de 2024





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Hacer compras en Margarita se ha convertido en un viacrucis
Desde muy temprano los neoespartanos deben salir a recorrer diversos supermercados y farmacias en busca de los productos y alimentos de la cesta básica. Ninguno logra esquivar las interminables colas y trabas.
Mario Guillén Montero

Foto: DANIEL RAMÍREZ

El estado de ánimo de los insulares no es el mejor cuando están formados bajo el sol. / Foto: DANIEL RAMÍREZ

15 Jun, 2015 | Ana María Marcano se levantó ayer poco de después de las 5:00 p.m. con la premisa de salir a recorrer los supermercados y farmacias en busca de los productos y alimentos de la cesta básica. Luego de asearse sale a la cocina a montar el respectivo cafecito, el cual compró a una revendedora en el Terminal de Juan Griego por 350 bolívares el medio kilo.

Marcano vive en Las Villarroeles, en el municipio Díaz, y el primer punto que visita es Sigo La Proveeduría, en Mariño. Al llegar queda atónita: una cola kilométrica tan sólo por una bolsa de 900 gramos de detergente, una mantequilla y jabón de tocador. Sabe que no alcanzará a comprar y se marcha a Makro.

La situación en este recinto comercial era aún peor. No se enfrentaba a una cola, sino a dos por la implementación del sistema biométrico. Allí vendían seis paquetes de harina de maíz y un paquete de 12 rollos de papel sanitario. Sus ánimos y esperanzas fueron mermando, pero decidida sigue su búsqueda implacable.

Se traslada en un autobús hasta el centro de Porlamar y llega a Farmatotal donde escuchó vendían papel sanitario. Al llegar no vio colas y creyó que al final lograría comprar algo, aunque no fuera para comer, pero luego se dio cuenta que no había cola porque el producto se había agotado.

Ana María no podía creer que había madrugado un domingo para nada, aunque se sintió derrotada prosiguió a supermercados situados en la avenida Bolívar.

En Central Madeirense vendían pañales y agradeció que sus hijos ya están grandes y no tenía que pasar ese drama. Le sorprendieron todas las trabas que deben sufrir las embarazadas. "¿Cómo que le piden un ecograma a una mujer de ocho meses con tremenda barriga?".

Al ver que no venderían nada de su interés siguió a Unicasa y para su sorpresa esta vez la cola no era tan extensa pues la dividieron y había una en paralelo para personas de la tercera edad, y aunque no sabía que venderían, igual se formó.

Luego de más de una hora finalmente compró papel sanitario, aceite y salsa de tomate. Cuando ya había logrado comprar mucha gente de la fila regular, se les informó a las personas de la tercera edad que compararían sólo si alcanzaban los productos, acto que le causó indignación.

Ya eran las 12:00 del mediodía y aunque no fue la compra que esperaba, no llegó a su casa con las manos vacías.




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