En los mercados populares se puede obtener la sardina ya fileteada, lo cual es una opción toda la económica y proteica. / Foto: ARCHIVO

30 May, 2015 | Todo lo que implica la pesquería de la sardina en Margarita y en la zona nororiental tiene mayor comprensión visto de la perspectiva de los investigadores, como lo ilustra un artículo que envía el Leo Walter González, docente del Área de Biología y Recursos Pesqueros del Instituto de Investigaciones Científicas de la Universidad de Oriente Núcleo Nueva Esparta.

Explica que en condiciones ambientales normales, existe una alta correspondencia entre la presencia de la sardina y los fenómenos de surgencia, generadores de productividad biológica, que ocurre en la estación seca (noviembre–abril) cuando aumenta la intensidad de los vientos y las temperaturas son bajas. Asimismo, el aporte en período de lluvias (mayo–octubre), permite que las larvas y juveniles acudan cuando el alimento sea abundante.

"Esta situación natural en la región nororiental permite el desarrollo de la pesquería de sardina, la cual se ha visto afectada en la última década por la disminución de las capturas de manera sostenida desde el 2005, debido posiblemente al incremento del esfuerzo de pesca, creando un problema de sobreexplotación por crecimiento que generó una disminución en el tamaño del stock desovante, y efectos de sobreexplotación por reclutamiento, aunado a la presencia y permanencia de valores altos de la temperatura superficial del mar (TSM)".

La abundancia y disponibilidad de pelágicos menores como la sardina, dependen en gran medida de factores ambientales (temperatura, velocidad del viento, precipitación). "En los últimos años los cambios climáticos globales han alterado estas variables ambientales, a modo de ejemplo se puede observar las altas temperaturas de las isotermas en El Caribe y Centroamérica en abril 2014. Otra causa es la explotación sobre los reclutas dado su comportamiento de concentraciones en cardúmenes. Razones que de alguna manera contribuyen a aumentar la variabilidad", indica.

A pesar de condiciones eventuales adversas, aún la fauna marina de la región nororiental de Venezuela depende principalmente de la sardina. "Esto significa que el manejo de esta especie es de gran trascendencia para todo el conjunto de especies de importancia económica del mar. Esto nos permite recapacitar que la sobrepesca y la aplicación de una medida de regulación, sin un adecuado criterio técnico-científico, no sólo pone en peligro las poblaciones marinas, sino que ocasiona resultados nefastos para toda la cadena trófica, como lo podemos observar en la serie histórica de captura 1996-2012 de sardina Sardinella aurita y tahalí Trichiurus lepturus (Figura 2) donde los valores más altos de sardina y tahalí se alcanzaron en 2004 con 200.232 toneladas y 9.468 toneladas, respectivamente, a nivel nacional y de 3.538 toneladas de tahalí en Nueva Esparta".

De manera análoga se observó un descenso importante de las capturas a partir de 2005, asociado posiblemente, a la sobrepesca que afectó el stock reproductor de sardina, aunado a los cambios climáticos globales que impactó la distribución, el tamaño de la población, y a su vez al ecosistema marino-costero donde la sardina constituye el alimento primordial de varios depredadores como el tahalí. El problema de fondo es el carácter de libre acceso que presenta la pesquería, el cual podría ser solucionado implantando disciplinas generales que protejan la sardina (veda o reducción de la presión de pesca y prohibir el uso de los cercos de argolla) y otra vía sería la aplicación de cuotas de captura.

Pesquería vital

La pesquería de sardina Sardinella aurita tiene particular relevancia en la socioeconomía de la región nororiental por el número de empleos en las diferentes fases de captura, procesamiento y comercialización. Es importante señalar que la sardina también se consume en fresco y se usa como carnada.

En los dos últimos meses la sardina entra con cierta regularidad a Margarita y Coche, debido a los fuertes vientos que originan afloramientos y favorece el recurso y por ende el de otros como carachanas, carites y tahalí, los cuales se alimentan de sardina. Por eso es que se considera un eslabón trófico primordial del ecosistema marino-costero.