9 May, 2015 | Volvemos más humanos
Creo que la poesía duele sobre todo cuando no olvidamos la brevedad de la vida.
El recordar que algún día no estaremos nos vuelve intensos porque nos hace insistir en expresarnos siempre sin máscaras, y en leer buscando justo lo que –quizás debido a la incontables veces inconsolable sensibilidad- no logramos expresar.
Conscientes del último adiós, cubiertos siempre de intensidad, vivimos cada día como si fuera el último. Y es este gran dolor del no olvido del último adiós el que al mismo tiempo nos regala lo más preciado de la vida: volvernos más humanos.
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Hipótesis
"La vida sobrevive gracias a la Música":
1. Antes de la palabra, ya existía la poesía en la ola que, triste, saluda a la costa y, despidiéndose de ella, sonríe a la esperanza.
2. Llegó la palabra y, a esto de "la poesía en la ola...", lo llamó Música.
Fin.
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Gracias por su tolerancia
¿Por qué cada vez nos rodea más la agresividad? ¿Qué está pasando en nuestra Isla de Margarita? ¿Será que mañana esto será lo que nadie criticará porque justamente esto será lo común, lo de todos los días, lo normal?
Ayer, después de comer, ya de regreso al trabajo, mientras que mi papá manejaba y me contaba un chiste que ya me había contado, pero que siempre me hace reír a carcajadas como la primera vez, quién sabe por qué, antes de llegar a uno de los semáforos del Distribuidor Los Robles, un motorizado se molestó y, en pleno semáforo, al detenernos todos, se acercó a mi papá y golpeó el vidrio del carro, dándole fuertemente con su anillo, obviamente con la intención que sabemos.
Suponemos (aunque no entendemos cómo el de la moto pudo creerlo) que él se enojó porque pensó que mi papá le había trancado el paso.
Nos asustamos. En estos días cualquiera anda armado. Nos quedamos callados, sin verlo. Él no dejaba de golpear, insistiendo con su anillo. ¿Y si el cristal no hubiera soportado y un simple pedazo de vidrio hubiera llegado al ojo de mi papá o al mío?
Manejar a la velocidad permitida, respetar el semáforo, dejar cruzar al peatón, en pocas palabras, todo lo relacionado con el respeto se ha convertido en el motivo de una molestia muy cercana al odio.
¿Cómo podemos hacer para llegar a estas personas que no quieren, que no intentan ver más allá, que no han descubierto la belleza, por ejemplo, en el peatón que, agradecido, sonríe por haberle permitido cruzar?
¿Cómo podemos hacer para recuperar los valores que al mismo tiempo nos permitirán recuperar nuestra sociedad?
Invitación:
¿A Usted también le preocupa la pérdida de valores en nuestro país? Mándenos su caso a ladendalal@hotmail.com. Por favor, no callemos, insistamos. Mientras más conciencias despierten, más cerca estaremos de lograr el cambio para bien que tanto necesita nuestra querida Venezuela. ¡Gracias!