26 Abr, 2015 | "Que este régimen es un pozo sin fondo ya no me queda duda. Que buena parte de sus jefes y dirigentes son unos bandidos, tampoco. Que son capaces de hacer desaparecer una montaña de plata con un abracadabra, puede usted jurarlo, sobrino, pues están raspando las olla acicateados por la certeza que el final cada día está más cerca. Por eso todos los días inventan una manera de meterle la mano en los bolsillos a la gente y, sobre todo a los incautos que todavía viven la ilusión revolucionaria".

El tío Caballo Rojo llega enardecido y le pregunto por qué, pues todo lo que ha dicho es excesivamente normal y es lo que se hace en socialismo. "Carajo, eso fue lo que dijo Chechente cuando estaban matando a media Caracas hace unos años; pero no me saque del tema, que mientras me distrae, los compinches del Heredero se están llevando una fortuna. Fíjese en lo que pasó acá, o mejor dicho, allá por la Madre Patria, donde compraron una chatarra y nos la vendieron como de estreno para llevarnos y traernos de Margarita a costa firme y viceversa. Los barcos esos están fuera de servicio y estamos más aislados que nunca, pero mi Gene dice que eso no afecta la operatividad de la naviera. Ese como que tiene más bolas que el puente de Juangriego".

Caballo se va exasperando de tal manera, que si no fuera un espíritu podría darle un pasmo. "El caso es que antier cuando escuché a una señora, alta jefa del proceso, dándose golpes de pechos por la claridad de las finanzas del partido y el origen virginal de sus fondos, me pregunté si semejante discurso era creíble a la luz de los últimos casos de corrupción en los que aparecen sindicados ministros y funcionarios de alta jerarquía".

Pero el clímax de la señora llegó, según el tío, cuando expuso su plan para recoger fondos para la campaña electoral. "Cuando llamó a la militancia que trabaja en el gobierno, a que voluntariamente autorizaran que le sacaran de su cuenta, mes a mes y automáticamente, una cantidad para el partido, yo me vi frente al malandro que se monta en el autobús y echa el cuento de que antes robaba y matada, pero que ahora lo que hace es pedir, de manera que no quiere rollo con nadie y espera que le den una colaboración. Imagínese que cada 'voluntario', de los 150 mil que esperan afiliar en la Isla, aporta 100 bolívares. Eso da una cifra mensual que es una montaña de plata. Yo no sé cómo se le dice a eso en lengua bolivariana, pero en buen cristiano se le llama asalto en descampado".