25 Abr, 2015 | La imagen alegórica y moral del Comandante eterno Hugo Chávez forma parte de la ética, valores y cotidianidad de los militantes del PSUV. Es un ordenamiento interior alojado en la profundidad de la espiritualidad innata y sabiduría del pueblo que lucha por su redención. En cada rincón de la patria, como discípulos de estos tiempos heroicos; mujeres, hombres y niños muestran conductas que provienen del sujetamiento espiritual, racional y emocional al liderazgo del Comandante inmortal. De ese ser humano tan especial para nosotros brotó el amor, la esperanza, el esfuerzo, la disciplina y la voluntad para construir la utopía de otro mundo posible; por ello es imprescindible actuar con pasión, moral, y mostrar una conducta disciplinada y coherente para estas elecciones internas de nuestro glorioso partido. La disciplina y moral chavista son virtudes sumamente decisivas en estos tiempos de posible confusión que pongan a prueba el legado de unidad, lucha, batalla y victoria de cada uno de los participantes propuestos a la contienda. Considero que una primera condición de este próximo evento será la posibilidad de renovación como elemento del pensamiento crítico, y la necesidad de cambiar patrones pedagógicos cuando abordemos el debate político interno. Tenemos que ser cuidadosos en no confundir al pensamiento crítico con las críticas destructivas y perversas, tan comunes en estos tiempos del asedio enemigo. La actitud del pueblo chavista demanda para estas venideras elecciones del PSUV, especialmente más sensatez, más paciencia, más constancia, más seriedad y más trabajo para construir la patria. Es necesario asociar la disciplina y moral chavista con el legado patriótico de nuestros ancestros y libertadores. Somos discípulos de esos saberes y epopeya e historia sagrada. La disciplina a esas actitudes y pensamientos no hace ser diligentes, atentos y vigilantes de los principios y valores que requiere la revolución bolivariana para construir una sociedad socialista. La sabiduría popular distingue muy bien los actos emanados del capricho y desacato que ofrece el deseo puro del egoísmo y del personalismo por el poder. La disciplina chavista son como la antítesis de la pereza, la holgazanería, la intemperancia, la prepotencia excesiva, la negligencia, así como la poca tolerancia y respeto a los criterios de sus camaradas; lo cual desembocaría en fatal abdicación y negación de la autoridad e integridad, conducente en la mayoría de los casos a la anarquía, la ruptura de la unidad y el desprestigio de los liderazgos. La moral, valores y disciplina chavista nos permitirá superar esos trances. Venceremos.